El Gobierno del PP ha abaratado el despido. Una vez más, Mariano Rajoy ha mentido a la ciudadanía, a los que jamás le votamos ni le votaremos y a los que sí lo han votado -entre otras cosas por las promesas que lleva haciendo desde hace años-, aprobando una reforma laboral que desregula, como ningún otro gobierno ha hecho jamás, el sistema (lo de mercado lo dejo para los mercaderes) laboral de este país.
Leyendo las medidas que pretenden adoptar, básicamente se permite a los empresarios despedir a sus trabajadores siempre que dejen de ganar lo que tenían previsto ganar (eso no implica que tengan pérdidas) y que hacerlo sea mucho más barato que hace tres días (20 días por año trabajado con un máximo de 24 mensualidades).
Si lo he entendido bien, esta medida -según los linces económicos que tiene este Gobierno, el ministro de Economía Luis de Guindo, exdirector de quiebras y quebrantos de Lehman Brothers en Europa y el ministro de Hacienda Montoro- pretende crear empleo en España. Es decir, que abaratar el despido genera empleo. Es decir, que los empresarios están en condiciones de crear empleo pero que no lo hacen porque, en un suspuesto caso de necesidad de despedir a los empleados, les saldría más caro que después de esta reforma. Es decir, que esta reforma sólo aporta garantías empresariales para facilitar futuros despidos cuando el empresario determine que no gana lo suficiente, sin que importe si una bajada de beneficios es una cuestión de crisis económica o mala gestión del empresario.
En cualquier caso, parece claro que seguir desrregulando el sistema de empleo, favoreciendo las veleidades empresariales en detrimento de los derechos largamente peleados por los trabajadores, no conduce a una generación de expectativas de creación de empleo sino a poner la venda (y el candado en la caja) antes que la herida y favorecer la inseguridad laboral, los contratos basura y generar un miedo social que permita aceptar, a los jóvenes y no tan jóvenes, un empleo cualquiera, cualquier empleo en cualquier circunstancia y situación, antes que no tener nada, porque para este gobierno y sus amigos de la CEOE, las personas que trabajan -ahora sí- no son más que mercado con el que negociar.
Jesús de Nazaret tiró a los mercaderes de los recintos sagrados del templo .... hoy los mercaderes de esperanzas y anhelos humanos se sientan en los sillones azules del Congreso, jaleados por sus lacayos lameculos, de donde han sacado, a latigazos, cualquier resto de ética y dignidad.
Quizás sea momento de empezar a exigir un referndum popular o unas nuevas elecciones generales y autonómicas y valorar el respaldo que todas estas medidas tienen de verdad en la sociedad. Porque si mi esperanza pasa por la actuación de los sindicatos ... que algún santo me pille confesado!!!
