El próximo 7 de junio hay elecciones europeas. Este país nuestro tiene que elegir 50 eurodiputados -54 si finalmente se aplica el Tratado de Lisboa- y tenemos delante nuestro la gran disyuntiva de siempre: ¿a quien votar?.
En otras ocasiones, la elección era fácil: la militancia y el compromiso político en Esquerra Unida hacía absurda la pregunta y obvia la respuesta, frente a todos los pactos interautonómicos entre partidos nacionalistas y los dos grandes.
En esta ocasión, sin embargo, la pregunta se hace casi angustiosa. La situación vivida en Esquerra Unida, con la pérdida de credibilidad política a la que la han conducido su dirección y su actuación como empresa, avalada por la actual coordinadora Marga Sanz y el PCPV, dificulta notablemente el seguir manteniendo el apoyo electoral en las próximas elecciones.
Las alternativas en el País Valenciano son pocas: el pacto, histórico ya, del Bloc con CiU también lo descarta como mi opción electoral y el natural, que sería votar a Iniciativa del Poble Valencià, queda descartado también al vincularse esta opción política, de manera totalmente incomprensible para mi, a Iniciativa per Catalunya que concurre, de nuevo, en coalición con IU. Es decir, que votar al candidato de IdPV, Raúl Romeva, es también votar a Willy Meier, como harán Marga Sanz o Gloria Marcos. Desconozco las razones de esta decisión, pero apostar por un candidato, que además tiene vetada su presencia en Valencia por la actual dirección de EU -hay cosas que parecen no cambiar y el vicio de EU de vetar es una de ellas-, si no es para hacerse la foto "correcta", que implica apoyar a la misma organización de la que se ha tenido que salir por su incapacidad de representar la ética y el programa de la izquierda valenciana, me parece una utopía en este momento.
Salvo mejores argumentos que me puedan convencer en las próximas semanas, mi voto está indeciso, como no me había pasado en ninguna elección anterior. Y sabiendo que hay razones que la razón no entiende, mucho tendrá que razonar quien pretenda que escoja su papeleta el 7 de junio próximo.
En esta ocasión, sin embargo, la pregunta se hace casi angustiosa. La situación vivida en Esquerra Unida, con la pérdida de credibilidad política a la que la han conducido su dirección y su actuación como empresa, avalada por la actual coordinadora Marga Sanz y el PCPV, dificulta notablemente el seguir manteniendo el apoyo electoral en las próximas elecciones.
Las alternativas en el País Valenciano son pocas: el pacto, histórico ya, del Bloc con CiU también lo descarta como mi opción electoral y el natural, que sería votar a Iniciativa del Poble Valencià, queda descartado también al vincularse esta opción política, de manera totalmente incomprensible para mi, a Iniciativa per Catalunya que concurre, de nuevo, en coalición con IU. Es decir, que votar al candidato de IdPV, Raúl Romeva, es también votar a Willy Meier, como harán Marga Sanz o Gloria Marcos. Desconozco las razones de esta decisión, pero apostar por un candidato, que además tiene vetada su presencia en Valencia por la actual dirección de EU -hay cosas que parecen no cambiar y el vicio de EU de vetar es una de ellas-, si no es para hacerse la foto "correcta", que implica apoyar a la misma organización de la que se ha tenido que salir por su incapacidad de representar la ética y el programa de la izquierda valenciana, me parece una utopía en este momento.
Salvo mejores argumentos que me puedan convencer en las próximas semanas, mi voto está indeciso, como no me había pasado en ninguna elección anterior. Y sabiendo que hay razones que la razón no entiende, mucho tendrá que razonar quien pretenda que escoja su papeleta el 7 de junio próximo.
1 comentaris:
yo creo que votaré a Soraya.
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