Juan José Millas Diario Información - 8 de agosto de 2009
Si tienes amiguitos del alma en el hampa, pero no en la judicatura, puedes vestir bien, pero acabar en la cárcel. Si los tienes en la judicatura, pero no en el hampa, gozarás de libertad, pero no tendrás zapatos de piel de potro. Si tienes amiguitos en la judicatura y en el hampa, en cambio, irás hecho un pincel sin peligro alguno de que te enchironen. Decía mi madre que había que tener amigos hasta en el infierno, siendo el infierno una metáfora de los tribunales de justicia o de los bajos fondos. El tiempo le ha dado la razón. Pero si careces de habilidades sociales para hacer amiguitos del alma (o de cualquier otra víscera) aquí o allá, deberías al menos ser rico. Si eres rico, tus causas judiciales prescriben milagrosamente a cien por hora. Ahora bien, si no eres capaz ni de hacer amiguitos ni de hacer pasta, estás listo, más te vale llevar una vida ejemplar, pues el mínimo traspiés puede conducirte a la trena. Me decía un amigo al que comentaba estas inquietudes que él prefería la cárcel a un servicio de urgencias de un hospital público de Esperanza Aguirre. Le dije que no me parecían opciones alternativas. Si necesitas un traje (a menos que sea de madera) no deberías ir a un hospital de la presidenta de Madrid. Y si necesitas que te operen de una hernia, no deberías acudir al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (qué nombre tan largo). La vida, para la gente normal, es muy dura. Te levantas de la cama sabiendo que no tendrás nunca un traje gratis ni una sanidad privada ni una justicia privada. Que nadie regalará joyas a tu esposa ni juguetes caros a tus hijos. Encima, si te pillan en una mentira, perderás todo el crédito social. Para mentir sin problemas, y no sólo sin problemas, sino como una manera de hacer amigos (incluso amiguitos) has de presidir algo, aunque sea una comunidad autónoma. De todos modos, si yo estuviera en la cárcel por haber robado una lata de anchoas, creo que preferiría seguir en la cárcel que al frente de la Comunidad Valenciana o del TSJCV (por acortar). Hay que tener mucho estómago para sacar adelante vocaciones de esa naturaleza.
Aunque no tengo la fortuna de conocerlo personalmente, sí he seguido, por afinidad personal y política con el grupo de concejales de Acord d’Esquerres, y con Juanma Busto en particular, la política que usted y su grupo han venido desarrollando en Puçol a lo largo de estos dos años de legislatura.
Los datos objetivos que los proponentes de la moción de censura que parece haberle sentado tan mal son no sólo evidentes, sino demostrables y más que visibles. Sin embargo, aún siendo extremadamente graves, no son, a mi juicio, lo peor de su gestión; el carácter intolerante, la falta de respeto a la institución y a los representantes del pueblo democráticamente elegidos y el incumplimiento reiterado de los acuerdos de la más alta instancia de gobierno del municipio deberían ser motivos más que suficientes para apartarlo del cargo. Quizás ha pensado usted que podría seguir el mismo modelo que han experimentado y con anterioridad otras altas autoridades de su partido en otros ámbitos de mayor calado. Y se equivoca totalmente.
A falta de otros argumentos, intenta descalificar la moción de censura atacando al PSOE y acusando al concejal Juanma Busto de “tránsfuga”. Estoy plenamente convencido que usted conoce los casos de Paterna, Elx, Paiporta o el EMTRE, por poner sólo algunos notorios ejemplos, donde concejales de Iniciativa del Poble Valencià y de Projecte Obert han sido objeto de acoso y persecución política por parte de Esquerra Unida, con el inestimable apoyo del Partido Popular, por haber permanecido fieles y haber sido coherentes con el proyecto político presentado a la consideración de las urnas, por encima de las filias, fobias y cuotas partidistas y de las lealtades personalistas que pretendían algunos supuestos dirigentes políticos.
Seguro que conoce usted las sentencias de los tribunales, incluido el último del TSJCV sobre Paiporta y la resolución de la Comisión del Pacto Antitransfuguismo sobre Elx, que ha desestimado todas las peticiones de EU –insisto, con el apoyo y la colaboración de su partido- para etiquetar de tránsfugas a nuestros ediles y que corroboran toda la legitimidad política que tienen emanada de las urnas y del proyecto político que defienden.
Juanma Busto está en la misma situación y el burdo intento de descalificación pública hacia quienes anteponen su coherencia y su ética política y trabajan por los intereses de sus conciudadanos y de su municipio antes que por espúreos intereses partidistas, no hace sino abundar más en la conveniencia, en la inmediata necesidad, de cambiar el rumbo político de Puçol por el bien de la colectividad.
Lamentablemente, su manera de actuar no es sino la consecuencia lógica del despropósito y desgobierno en el que su partido lleva inmerso mucho tiempo y que tan graves repercusiones está teniendo sobre la vida de nuestros conciudadanos. El Partido Popular y sus dirigentes han situado a las instituciones que (des)gobiernan a la altura de la cloaca, como bien le decía la Síndica de Compromís al President de la Generalitat, y casos como el de Puçol lo corroboran. Se han enrocado en una espiral eterna de descalificaciones e improperios hacia los demás en un intento vano de solucionar sus problemas y desviar la atención en lugar de buscar a los verdaderos responsables de su debacle moral y de la situación de ilegitimidad política de representación en que se han situado, generando así mayor conflicto. Conflicto que, cuando se tiene la mayoría absoluta y el control de los medios de comunicación es fácil de ocultar y manipular para simular ser las víctimas del mismo; pero que cuando se cambia la perspectiva y se ilumina la escena con la luz de la realidad aparece, con toda su crudeza, la triste verdad.
Quizás haga falta que gente como usted tenga más tiempo para reflexionar sobre las consecuencias de lo que están haciendo y hacia donde nos están llevando con esas actitudes. Quizás le haga falta un tiempo para darse cuenta que enfrente no tiene a los enemigos; que la política para muchos de nosotros no es una cuestión de blanco o negro en el ejercicio diario y normal de la misma, pero que cuando se trata de ética, respeto y honestidad no hay lugar para la duda y que los verdaderos enemigos los tiene mucho más cerca. A usted, a Puçol y a su partido le hace falta un cambio de aires que nos permita a los demás respirar aire puro y demostrar que otras formas de hacer y entender la noble responsabilidad de la representación democrática son posibles.