El espectáculo mediático en que el PP valenciano ha transformado al Parlamento autonómico debería ser, táctica y estratégicamente hablando, una oportunidad de los partidos de la oposición para desenmascarar esta estrategia del grito, del absurdo, del todo vale, de las permanentes descalificaciones e insultos que utiliza la derecha parlamentaria valenciana para esconder sus miserias, su incompetencia, sus irregularidades y su falta de responsabilidad ética, moral y política frente a la sociedad valenciana. Ayer, el conseller Cotino, relacionado a través del entramado empresarial familiar con la trama Gürtel, insultó gravemente a nuestra diputada Mónica Oltra, presuntamente además utilizando información particular que debía estar bajo la custodia de la Administración Pública y a la que el Conseller tenía fácil acceso -aunque no se muy bien qué intenciones lícitas pudiera tener un alto dignatario público para acceder a información privada de una contradictoria política-. Al día siguiente, sin embargo, nuestros supuestos socios de coalición facilitan que el máximo responsable de esta degradación pública, política y moral del Parlamento Valenciano, el ex-honorable President Francisco Camps, tenga un éxito político gracias a una pregunta mal cocebida, mal planteada, peor argumentada y pésimamente gestionada en su conjunto.
Desconozco los mecanismos internos de coordinación del grupo parlamentario Compromís después del cambio de Síndic que han permitido que una pregunta de control parlamentario a Camps se transforme en un éxito político del presidente valenciano, pero creo que el error cometido por el nuevo portavoz es demasiado grave como para permanecer callado y aceptarlo sin más. Desde hace mucho tiempo he venido diciendo y defendiendo la permanencia de Mónica como Síndica de Compromís por muchas razones, que no voy a reiterar aquí y ahora.
Pero la responsabilidad de visualizar la voluntad de trabajar por una propuesta política diferente para nuestro país no puede pasar por quienes cometen este tipo de errores de estrategia de profundo calado que hacen retroceder en pocos minutos los duros avances de los últimos meses y que, al menos en mi caso, reafirma mi convicción de que el cambio de portavoz, que ha obedecido exclusivamente a intereses partidistas y particulares de algunos actores de este nuevo escenario, sólo ha perjudicado la conformación de ese nuevo espacio, lastrando confianzas, expectativas e ilusiones, primando estrategias particulares frente al gran interés común. Y eso, visto el pasado del que venimos, francamente no lo entiendo.
Desconozco los mecanismos internos de coordinación del grupo parlamentario Compromís después del cambio de Síndic que han permitido que una pregunta de control parlamentario a Camps se transforme en un éxito político del presidente valenciano, pero creo que el error cometido por el nuevo portavoz es demasiado grave como para permanecer callado y aceptarlo sin más. Desde hace mucho tiempo he venido diciendo y defendiendo la permanencia de Mónica como Síndica de Compromís por muchas razones, que no voy a reiterar aquí y ahora.
Pero la responsabilidad de visualizar la voluntad de trabajar por una propuesta política diferente para nuestro país no puede pasar por quienes cometen este tipo de errores de estrategia de profundo calado que hacen retroceder en pocos minutos los duros avances de los últimos meses y que, al menos en mi caso, reafirma mi convicción de que el cambio de portavoz, que ha obedecido exclusivamente a intereses partidistas y particulares de algunos actores de este nuevo escenario, sólo ha perjudicado la conformación de ese nuevo espacio, lastrando confianzas, expectativas e ilusiones, primando estrategias particulares frente al gran interés común. Y eso, visto el pasado del que venimos, francamente no lo entiendo.