A diferencia de otros, no voy a arrogarme la potestad y/o la autoridad para hablar en nombre de nadie, salvo de mi mismo. Eso de las mayorías silenciosas se lo dejo a Rajoy y a algunos advenedizos iluminados por la perspectiva de poder vivir el resto de sus vidas a costa de los erarios públicos.
Leyendo una descripción de los Illuminati encuentro esto: "según ellos, la gente es ignorante y estúpida por naturaleza. Los Illuminati serían de hecho una élite ilustrada que usaría la democracia para llevar a cabo sus ideas.", y me hace evocar, irremediablemente, las dos últimas asambleas de los adheridos de Compromís, ahora autodenominados Gent de Compromís.
A lo que iba .... ni hablo en nombre de nadie ni permito que Rajoy o la colla de Illuminati precandidatos a todo y repartidores cuentolecheras de cargos y prebendas, lo hagan en mi nombre. No me identifico con quienes actúan sectaria y maliciosamente, con quienes se muestran ideológicamente puros, poseedores únicos y exclusivos de la verdad absoluta, mientras no pueden ocultar sus ansias de acaparar cargos y nóminas. Se designan por los cargos y no son nada si no tienen alguno. Figurar y dar lecciones es su ocupación y su devoción demostrar que nada ni nadie vale si no son ellos haciendo lo que creen oportuno.
¿Currículum político? ninguno. ¿Formación política? Endogámica. ¿Actividad política? Si existe, es clandestina, porque en la calle no están. Aquellos que dicen querer cambiar el mundo se esconden de la gente ... así les va. Política es moral, es resolver, colectivamente, los problemas que genera la convivencia, la relación, desde una relación de personas libres en una sociedad libre. Ir de cara sin intenciones ocultas, sin subterfugios ni trampas se supone en quienes dicen ser de izquierdas; quienes hacen lo contrario demuestran de qué pie cojean y dejan de ser válidos como posibles transformadores -salvo a peor- de la sociedad y del momento que vivimos. Públicamente, sólo trepan a la chepa de quien haga falta, chafando los callos que hagan falta para entrar en el selecto club de aquellos a los que dicen combatir. La antipolítica de la esquizofrenia, de la mentira en estado puro que, de tanto repetirla, han llegado a creerse.
¿A quienes representan? A mi no, desde luego. Después de más de 30 años de militancia en el PCPV y en Esquerra Unida/Izquierda Unida he dejado atrás los discursos orgánicos per se; las filias y las fobias personales (cuántos recuerdos eh?), los vetos, las censuras, el seguimiento o el acatamiento. Y las lecciones las acepto y las tomo de quienes tienen algo nuevo -y bueno- que enseñarme. Mientras espero que eso llegue, mi compromiso será con este proyecto político y con la gente que comparta espacio y objetivos comunes y coherentes con aquello que defendemos, con aquello que queremos para nuestra sociedad, para nuestra gente y para nosotros mismos como ciudadanos de este país. Si quisiera seguir aguantando inútiles de carrera sin oficio con ansias de nóminas públicas me hubiera quedado en EUPV.
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