Hoy se ha producido el relevo en la alcaldía de Burjassot. El grupo de Compromís, grupo con 2 de los 21 concejales de la corporación, ha cedido, después de 3 años, la alcaldía al portavoz del PSPV-PSOE, Rafa García que ostentará la máxima representación municipal durante el año que resta de legislatura.
A algunos, evidentemente los más listos, sabios y políticamente formados de la gran tertulia feisbuqueriana y tuitera actual, les parecerá lógico y hasta normal, que un grupo con el 9,5% de la representación plenaria y menos del 9% de los votos válidos en las pasadas elecciones municipales, haya ostentado la alcaldía de Burjassot el 75% del tiempo de legislatura, frente al 38% de concejales del pleno del PSOE -con un 34% de votos válidos- y dejando fuera del reparto a un actor fundamental como ha sido EU. Es evidente que hay que felicitar a los negociadores de Compromís por el resultado de las gestiones que llevaron a conseguir, casi fuera de plazo y sobre el timbre de inicio del pleno de posesión, allá por junio de 2011, el acuerdo de gobierno.
Se les olvida, a los ilustrados e impenitentes voceros de las desgracias ajenas, reconocer la inmensa generosidad que tanto PSPV-PSOE y EUPV han tenido en este juego de poder, anteponiendo las necesidades del pueblo de Burjassot a sus propios intereses partidistas. Hubiera sido realmente fácil dejar que Cristina Subiela, portavoz del PP y ganadora de aquellas elecciones, alcanzara la alcaldía en segunda ronda y responsabilizar de todo ello a las inasumibles exigencias de dos concejales, hoy por cierto bien colocados -y muy bien pagados- en el Parlamento Europeo y en la Diputación de Valencia. Pero eso parece ser que no interesa comentarlo. Puede ser por ceguera selectiva, por falta de interés o porque, a similitud de lo que hacen otros partidos, no de izquierdas precisamente, priman más los intereses propios que los colectivos y generales.
Dice el refrán que la ignorancia es la madre de la estupidez. La soberbia debe ser la abuela. Y la memoria selectiva que hace ver permanentemente la paja en el ojo ajeno y ni siquiera vislumbrar la viga en el propio ayuda no solo a permanecer en la ignorancia política, sino a creer que vociferando los males ajenos, se espantan los propios.
Aterrizando en lo concreto, empiezo a estar bastante harto de los comentarios de alguna gente sobre el comportamiento del PSOE, tratando cada hecho como absoluto y definitorio de todo el partido. Si fuera al revés, la inmnesa mayoría de Compromís deberíamos alabar a Mercadona como modelo empresarial o conducir los fines de semana bajo los efectos del alcohol y luego pedir perdón si nos pilla la policía o la guardia civil. Afortunadamente, no es así. Ni en Compromís, ni en el PSOE ni en ningún partido. Los agoreros malmemoriados -que no desmemoriados- prefieren olvidar que, no hace tanto, su partido firmaba acuerdos de legislatura y participaba en listas electorales municipales con el PSOE, a quien tanto critican hoy; o que se presentaban a elecciones europeas con el centro derecha autonómico en puestos de relleno; o firman pactos infumables de legislatura a cambio de alcaldías y reparto de liberados. Por suerte, no todos podemos decir lo mismo que estos sesudos analistas de la política virtual.
Quizás a partir de ahora, cada vez que vuelva a ver este tipo de comentarios, empiece a hacer memoria. Y algunos tenemos mucha. No será histórica, pero tocará bien las narices.
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