En la Asamblea de EUPV de 1995, también en el Cine Tívoli de Burjassot y con Albert Taberner de Coordinador General, tuvo lugar una discusión a la que dedicamos muchas horas en los procesos asamblearios locales, comarcales y en la propia asamblea: federarnos en, federarnos a o federarnos con IU.

No fue aquél el único proceso asambleario en el que se suscitó ese debate. Y la cuestión no era baladí: en esa decisión se expresaba claramente la voluntad de EUPV de ser un partido soberano de ámbito autonómico que decidía intergrarse en una Federación de partidos, llamada IU, o ser la versión valenciana de la propia IU.

En aquella asamblea y en las posteriores, la postura de las diferentes direcciones de EU ha sido siempre la misma y tanto los Estatutos actuales de EU -recordemos que la actual mayoría de la dirección ha mantenido la definición actual- como los de IU lo dejan bien claro: la denominación de IU en el País Valencià es Esquerra Unida (Art. 2 de los Estatutos de IU ) y EUPV se federa en IU (Art. 2 Estatutos de EUPV).

Ya en aquella asamblea del 95, algunos de nosotros hicimos ver la posible incompatibilidad de algunos artículos de los Estatutos de las dos organizaciones. El artículo 2.2 de los actuales estatutos de EU concreta esa relación de federalidad asumiendo la plena independencia de esta organización en algunos temas, entre ellos, la confección de las listas para las Elecciones Generales. Sin embargo, las listas aprobadas por Valencia deben ser sometidas a refrendo por el Consejo Político Federal de IU y, consecuentemente, pueden no ser aprobadas por el mismo.

En esta tesitura, la posible anulación de la Asamblea de EU por parte de la Comisión Federal de Garantías de IU no hace sino más evidente la capacidad de la dirección federal de control de las listas electorales para las Elecciones Generales para aquellas federaciones que tienen un protocolo de federalidad semejante al nuestro. Y, también, hace patente la existencia de suficientes irregularidades por parte de la actual dirección monocolor de EU en el proceso asambleario como para tener que llegar a tomar esta grave decisión, a pesar de las reiteradas llamadas de atención y advertencias previas sobre la misma.

Al margen de lo que pueda ocurrir a partir de ahora, este hecho viene a incrementar el cúmulo de acciones y decisiones que los actuales dirigentes de EU han venido realizando y tomando desde hace más de un año. Los problemas de esta organización no han surgido a raíz de lo acaecido en el Grupo Parlamentario, ni son consecuencia de ello. La Coordinadora de EU y el grupo de personas que la apoyan desde la dirección han supeditado su propia definición política a los intereses del PCE, en la lucha fraticida de Paco Frutos y Felipe Alcaraz -este último, Presidente Ejecutivo del PCE ha recibido el respaldo del 28% de la militancia frente al 71% de Sebastian Martín en las primarias de Sevilla - en su lucha contra Gaspar Llamazares. Junto a eso, la propia incapacidad de miembros de la dirección para resolver los problemas de la misma y su éxito flagrante generando nuevos focos de conflicto interno y externo, primando intereses sectarios y particulares frente al interés de la propia organización.

No ha sido, por tanto, el "sector crítico" quien ha renegado ni renunciado a la soberanía de EU ni a la independencia respecto a IU. Los Estatutos de EU se aprobaron con un alto grado de consenso en la pasada Asamblea de noviembre de 2006, igual que los de IU en el año 2004 y todos teníamos muy claro el significado de los mismos. Esquerra Unida nunca ha tenido esa independencia y nunca la ha exigido ante los órganos de dirección federal, quizás porque nunca como ahora se ha utilizado a una federación como cabeza de martillo frente al Coordinador General de IU. Y la dirección de Valencia se ha prestado a ello, no desde posiciones políticas, legítimas y respetables, sino plegándose a los designios y decisiones de la dirección del PCE y actuando en Valencia con sectarismo, intransigencia, dogmatismo y una clara voluntad de laminación y exclusión de aquellos sectores de la organización y de aquellas personas que defienden otras posiciones y que hemos venido denunciando y padeciendo esta situación. De aquellas aguas, estos lodos. Desde el mes de diciembre de 2006 venimos reclamando de la mayoría de la dirección y de la Coordinadora de EU un cambio en las relaciones interna, una clara asunción de responsabilidades políticas, sobretodo tras los resultados electorales, y el respeto orgánico a la pluralidad emanada de la IXª Asamblea. Nada de eso se ha producido y estamos inmersos en una caída libre en picado hacia altas cotas de marginalidad y desaparición pública, salvo para la bronca interna, una evidente falta de dirección política que conlleva una pérdida de relevancia política pública y una falta de capacidad de incidencia en la vida y en las decisiones políticas de nuestra sociedad. Y la cantinela de esta mayoría monocolor de responsabilizar de estas situaciones a “los otros” ya no da más de si.

El posible acto de anulación de la asamblea de Burjassot, además de la repercusión que tendrá sobre las listas electorales, es la visualización pública de la responsabilidad que la actual dirección de EU ha tenido sobre las graves irregularidades que han acompañado este proceso asambleario desde sus orígenes. Demasiadas carencias ya en la gestión de un equipo de gobierno que lleva demasiado tiempo demostrando, una y otra vez, su falta de capacidad y humildad política y su exceso de soberbia y despotismo.

Seguramente, si la decisión de la Comisión de Garantías de IU es contraria a los intereses de esta mayoría dominante, esgrimirán de nuevo el victimismo anunciado ya; un argumento demasiado manido como para que siga siendo creíble. La política de quienes detentan cargos orgánicos de no asumir responsabilidad alguna culpabilizando de todos los males de la organización a factores externos ("los otros") ya no se sostiene de ninguna manera. Esgrimir ahora independencia de Madrid mientras se supedita el interés de toda EU al interés de una parte de IU y se actúa en función de lo que deciden otros en Andalucía, Barcelona o Madrid o apelar a los Estatutos que reiteradamente son vulnerados por quienes deberían ser máximos garantes y valedores de su estricto cumplimiento no parece éticamente correcto pero ya no genera sorpresa y forma parte de su acervo político. Ahora, si se decide anular la Asamblea, este comportamiento tampoco será orgánica, política y estatutariamente correcto. Y en esta nueva tesitura, la capacidad de confeccionar las listas electorales no puede recaer en una dirección políticamente desautorizada, internamente cuestionada y que ha mantenido y fomentado una división interna de muy difícil superación. La actuación de los órganos de dirección de IU en esta crisis se vuelve imprescindible y la devolución a la militancia de su capacidad de elección, desvirtuada y manipulada actualmente, parece ser la única vía de solución a corto plazo para resolver el problema de las candidaturas. Unas primarias controladas por los órganos de dirección federales que garanticen la participación de todas aquellas personas con derecho a hacerlo y la limpieza del proceso y cuyo resultado sea asumido por el conjunto de la organización. Argumentos estos esgrimidos en su momento para la celebración de primarias entre Gaspar Llamazares y Marga Sanz que también son válidos para el P. Valencià.