Imaginemos que a la señora alcaldesa de Valencia, doña Rita Barberá, no le diera la gana convocar ningún pleno más o diera orden de que no se convocara ninguna Comisión Informativa más porque algunos miembros de la oposición no hacen lo que a ella le gustaría que hicieran. O que el presidente del Congreso, sr. Posadas, no le concediera nunca la palabra a nuestro diputado Baldoví porque se ha cansado de escuchar las verdades que le suelta cada vez que sube al estrado.
¿Qué diríamos desde Compromís si se diera alguna de estas circunstancias o alguna otra parecida? ¿Callaríamos si el funcionamiento democrático y normal de una institución estuviera bloqueado y maniatado por una mayoría, por muy legitimada que fuera? ¿Lo aceptaríamos como algo correcto y asumible?
Creo que todos sabemos la respuesta. Así que no acabo de entender ni comprender ni aceptar por qué la Ejecutiva de Compromís, el máximo órgano de dirección, lleva tanto tiempo sin reunirse y cumplir con su obligación de dirigir la política de la coalición.
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