El próximo sábado 15 de febrero tenemos Consell General de Compromís, donde analizaremos, enmendaremos y finalmente votaremos el nuevo Reglamento de Primarias de Compromís para las próximas elecciones europeas del 25 de mayo.

Todo ello ha supuesto más de nueve meses de eternas y complejas negociaciones, salpimentadas de sobresaltos y múltiples filtraciones interesadas. Desde Gent de Compromís (los antiguos adheridos) no hemos sabido aportar elementos de tranquilidad y cauces de acercamiento entre posturas inicialmente muy alejadas. La intransigencia belicosa, la inamovilidad absurda de quienes, arrogándose la representatividad de todo un colectivo diverso y disperso, pretendían mover todas las ascuas del mundo para acercarlas a su sardina ha sido un espectáculo lamentable, pero clarificador de voluntades, anhelos y expectativas de algunos.
Hay que agradecer esta propuesta de Reglamento. Sin tener obligación de hacerlo, se da voz y participación a todas las sensibilidades actuales, sin vetos ni exclusiones, respetando en lo posible la configuración de lo que somos. Aunque haya llegado tarde, aunque hayamos perdido la iniciativa política en el País Valencià y en el estado español y ya no tengamos el tiempo necesario para crear sinergias entre la campaña de las primarias y la precampaña electoral, es el mejor de los pasos posibles en estos momentos. Es cierto que debemos seguir caminando para mejorar esto que somos ahora, no se si hacia una federación de partidos o hacia un partido único, pero quienes venimos de otros sitios donde los vetos y las exclusiones eran la moneda corriente de nuestras relaciones internas, esto es un soplo de aire fresco que alimenta la sonrisa multicolor. La travesía del desierto acabó el 22 de mayo de 2011, pero hemos seguido caminando en busca de puertos mejores. Y este no es el definitivo, pero ya no caminamos solos y la caravana debe seguir el ritmo de los más lentos y pesados porque debemos seguir todos juntos. Quien no lo entienda seguirá solo con sus sectarismos y sus máximas.
Personalmente hubiera preferido un proceso de primarias sin cuotas ni reservas. Lo defendí desde el principio, lo argumenté una soleada tarde de domingo bajo un frondoso pino, pero eso significa volver al desierto, con nuestra verdad y nuestra posición política incólume, pero solos. Y en este momento pesan más las necesiadades colectivas, la servidumbre de Compromís ante las urgentes necesidades de cambio y regeneración política y social de nuestro país que la salvaguarda de la pureza ideológica tan atemorizante que algunos quieren imponernos. Abrimos una nueva puerta que permite el mestizaje de la acción política con la acción social. Nuestras listas serán mejores porque serán fruto de la acción directa de nuestros simpatizantes y votantes con la coalición. Y habremos adquirido un compromiso, la responsabilidad ineludible e irrenunciable de ser aquello que decimos ser.
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