Dice el gurú político, Jaime Miquel, alentando al líder de la manada Enric Morera en un tuit del 4 de octubre:
Quizás porque las comparaciones son odiosas, quizás porque el gurú, como todos los gurús, debe alimentar el ego y la angustia de quienes le alimentan porque su propio alimento depende de los egos y angustias ajenos, las referencias utilizadas son, básicamente, perversas:
Porque los leones, los que tienen familia, los que viven para procrear y crecer, no los solitarios de las llanuras africanas, sólo comen cuando las leonas cazan. Comen primero, es cierto, y comen los mejores trozos, pero sólo de aquellas presas que las hembras han decidido cazar. Los votos de los valencianos que puede tener ("tus votos") ya sabemos dónde están y cuáles son; el 4,7% máximo de votos válidos, a todas luces reiteradamente insuficientes. Porque sin leona no hay caza, no hay votos que permitan alcanzar objetivos de cambio. Los leones que vagan por la planicie, solitarios y sin rumbo, tienen triste y generalmente corta vida.
De elefantes se poco; tan solo, que temen a ratones y roedores en general. Supuestos gigantes con pies de barro cuyo posible éxito futuro es, al menos, cuestionable por desconocido y donde la amalgama de ciudadanas y ciudadanos entusiasmados e ilusionados por cambiar la realidad, se ve entremezclada con revenidos y rechazados de los partidos tradicionales que ven en ellos una oportunidad de medrar que no tuvieron entre la casta que ilusionan ser.
Si esto es el vaticinio iluminado por la chequera nacionalista, que San Pafnuncio nos ayude a encontrar el camino de la luz, que de oscuridad y sandeces varias ya vamos bien servidos.
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