Parece ser que, en algunos ámbitos de Esquerra Unida, incluyendo miembros de la dirección del PCPV y de la propia EUPV, hay gente que empieza a posicionarse claramente en contra del pacto electoral con el Bloc. La propuesta publicada en los medios de comunicación y calificada por alguno de ellos como “de retroceso” evidencia ese posicionamiento: es evidente que el Bloc tiene muy difícil, por su militancia y por su electorado, aceptar una propuesta de 6 diputados para EU, 2 para el Bloc, 1 para los Verdes (aún por dilucidar para qué facción de los mismos) y uno más para Esquerra Republicana. Esa es, a fecha de hoy, la propuesta formal que desde mi organización se lanza a la luz, para intentar alcanzar, tal y como aprobó el Consell Nacional (máximo órgano entre Asambleas) el pasado 17 de junio de 2006 un acuerdo electoral de ámbito autonómico con otras fuerzas políticas.
El acuerdo del Consell Nacional señalaba claramente las cinco principales características que debía tener tal acuerdo electoral: Ámbito autonómico, basado en un programa transformador de izquierdas, valencianista y ecologista, Sin exclusiones para que no se pierda ningún voto, buscando el acuerdo con aquellas “fuerzas políticas con cierta implantación electoral y que han participado en las diferentes plataformas de Comprimís per l’Estatut, Compromís pel territori i Compromís pel valencià (Bloc Nacionalista Valencià, Esquerra Republicana del País Valencià, Els Verds ….), manteniendo el perfil nítido de EUPV y negociando el posible acuerdo electoral desde la base de la actual representación parlamentaria.
Desde que se inició el proceso de negociación con el resto de fuerzas políticas, desde la dirección de EU se han lanzado mensajes bastante contradictorios con el mandato del Consell Nacional; pareciera que quienes tenían la obligación de conseguir un buen pacto eran al mismo tiempo quienes más reticencias al mismo mostraban, dejando, además, traslucir ante la opinión pública y ante la militancia de EU, la sensación de que la negociación era un mero trámite que debía cumplirse sin esperar resultado alguno de la misma. Sólo hay que buscar en las hemerotecas de este mes de agosto las múltiples declaraciones, comentarios, artículos de opinión en diarios, blogs y foros de opinión. La confirmación de que esta sensación era correcta aparece hoy martes 5 de septiembre en la propuesta lanzada: 6-2-1-1, sobre una base estimada de 10 escaños en el futuro parlamento de 99 diputados.
¿Cuál es la intención de mi organización cuándo aprueba iniciar contactos para pactar con otras fuerzas políticas? El propio CN del 17 de junio lo explicita claramente: “CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA A LA MAYORÍA ABSOLUTA DEL PP Y AL BIPARTIDISMO”. Y es evidente, así lo reflejan los pocos datos que se pueden extraer de las encuestas y consultas fiables publicadas hasta la fecha, que el PSPV-PSOE sigue por debajo del PP en intención de voto y en número de diputados estimados para la próxima legislatura, que EUPV puede mantener, con una ligera tendencia al alza, su representación parlamentaria, pero que, aún uniendo esfuerzos y votos, no habría fuerza ni representación suficiente para desbancar al PP del poder. Entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Confiar en que el PSPV o nosotros vamos a ser capaces de rentabilizar políticamente, en votos, todos los casos de pésima gestión y corrupción que están surgiendo en el seno del PP? Pactar un nuevo Estatut mediocre o empezar un nuevo curso político en Terra Mítica no genera tal confianza precisamente. ¿Rentabilizar la movilización social de estos últimos meses? Haciendo un poco de memoria, deberíamos recordar que Izquierda Unida o Esquerra Unida no se han caracterizado nunca por haber sabido o podido rentabilizar en votos y representación institucional las diferentes movilizaciones sociales en los últimos veinte años. El reclamo del voto útil ha sido siempre un lastre que no hemos sabido superar.
Sin embargo, a tres días del próximo Consell Nacional que debe debatir y aprobar el acuerdo electoral y a poco más de 2 meses para la Asamblea de EU donde debe elegirse la nueva dirección, se lanza una propuesta de pacto que obliga al principal interlocutor a dar una más que presumible negativa al mismo.
Desconozco cómo, desde el punto de vista de EU, se puede conseguir desde este posicionamiento alcanzar el objetivo fijado por la máxima dirección entre asambleas: cómo, evitando por pasiva la entrada del Bloc en el parlamento valenciano, se puede conseguir arrebatar al PP la mayoría absoluta. Se puede argumentar falazmente que tal responsabilidad no es nuestra ya que somos la tercera fuerza parlamentaria, pero esa es, justamente, la respuesta: somos la única fuerza en disposición de crecer y hacer aumentar la confianza de la ciudadanía en una opción diferente al bipartidismo que puede, además, aportar estabilidad, credibilidad, coherencia, empuje y fuerza a otras políticas para nuestro país. Pero es, hoy por hoy, inviable desde la soledad política a la que algunos pretenden someternos, transformando el movimiento político y social que somos en un partido político al uso, donde empieza a ser más importante el juego de mayorías y minorías y pactos internos que el objetivo fundamental que sustenta la existencia de la propia Esquerra Unida: transformar las pautas económicas, sociales culturales y políticas actuales en un sistema socialista democrático. E ignoro las razones reales por las cuales determinados dirigentes políticos de EU apuestan por mantener al conjunto de la organización en esta situación de tensión y de indefinición calculada, cuando, desde hace meses deberíamos estar ya trabajando en clave positiva de cara a la ciudadanía, presentando una alternativa clara al bipartidismo interesado del PP y del PSOE y una propuesta ilusionante para derrotar a la derecha de este país.
No se qué puede pasar si pactamos con el Bloc. La correlación de fuerzas en el futuro parlamento puede variar sustancialmente por un puñado de votos, dando y quitando mayorías fácilmente. Pero se, imagino más bien, que hasta el día de las elecciones se generaría entre la ciudadanía de izquierdas una corriente de optimismo, de esperanza real de que, por fin, habrá una fuerza en el parlamento valenciano que permitirá un cambio real en el color del gobierno y en las políticas de la nueva legislatura. Después de 12 años de opresión brutal, con todos los daños y efectos inherentes a la política depredadora del Partido Popular, en estos meses que faltan hasta las elecciones se respiraría un aire diferente, preñado de ilusión y anhelo. En el Partido Popular, ya ha empezado a verse, la posibilidad real de perder poder, única forma que entienden de asumir las responsabilidades de gobierno, se encenderían más mechas en su seno, además de avivarse los múltiples fuegos que ya tienen encendidos.
Pero sí se qué supone hoy no pactar con el Bloc. Las expectativas generadas se disolverían entre la gente, tornándose en decepción, desencanto, indiferencia o, peor aún, malestar y enfado por no haber sabido cristalizar una opción de cambio. y dejar pasar una magnífica oportunidad de hacer las cosas de otra manera diametralmente opuesta a la realidad que hoy nos abruma. Explicar ese desencuentro no va a ser nada fácil y hacerlo entender prácticamente imposible. A la derecha se les da el argumentario fácil -pero aprovechable- y al PSOE la oportunidad de volver a esgrimir la utilidad del voto frente a una izquierda débil y fragmentada. Pero, eso sí, seguiremos siendo ideológicamente puros, sin haber perdido un ápice de coherencia política ni un metro cuadrado de terreno conquistado, aunque la coherencia después en la praxis se mida según raseros especiales y muy particulares y nuestro terreno, cual arena de playa, vaya despareciendo grano a grano cada día arrastrado por las mareas que no cesan.
La situación interna de EU no ayuda en absoluto a mejorar esas perspectivas. En mitad de un proceso asambleario de elección de la nueva dirección -cuestión siempre generadora de tensiones internas-, que debería haberse producido antes del verano como se propuso para evitar justamente la confluencia de los dos procesos –el interno de elección y el externo del acuerdo-, los intereses personales se entroncan y enredan, a veces se enfrentan, con el interés de la organización. Cualquier movimiento mínimamente significativo se lee y entiende siempre en clave de enfrentamiento, no de suma y alternativa. No hay confianza en los demás y no se genera confianza en quien dirige. No ha habido interés por parte de la dirección de superar la situación generada en la última asamblea de EU y, previsiblemente, la situación no va a mejorar en la próxima.
En Esquerra Unida hay demasiados intereses que priman por encima del interés de la propia organización. Y la solución, no siendo fácil, pasa por la militancia. Es necesario, imprescindible, que se produzca un inmediato relevo en las personas y en las formas que nos han conducido a esta situación. Cambiar para que EU siga siendo un instrumento útil de transformación de la sociedad. Y que, además, la gente crea en ello. Sabemos que, sin embargo, determinadas personas prefieren mantener en la mediocridad, en el inmovilismo absoluto, en la marginalidad histórica a nuestra organización, por ser la única manera concebida de medrar en ella. Pactar con el Bloc abre la posibilidad real de poner a EU en primera fila de la política valenciana, ser el motor de un cambio que a algunos asusta e intimida porque hará patente su mediocridad y su incapacidad manifiesta. Y eso sí es intolerable.
El acuerdo del Consell Nacional señalaba claramente las cinco principales características que debía tener tal acuerdo electoral: Ámbito autonómico, basado en un programa transformador de izquierdas, valencianista y ecologista, Sin exclusiones para que no se pierda ningún voto, buscando el acuerdo con aquellas “fuerzas políticas con cierta implantación electoral y que han participado en las diferentes plataformas de Comprimís per l’Estatut, Compromís pel territori i Compromís pel valencià (Bloc Nacionalista Valencià, Esquerra Republicana del País Valencià, Els Verds ….), manteniendo el perfil nítido de EUPV y negociando el posible acuerdo electoral desde la base de la actual representación parlamentaria.
Desde que se inició el proceso de negociación con el resto de fuerzas políticas, desde la dirección de EU se han lanzado mensajes bastante contradictorios con el mandato del Consell Nacional; pareciera que quienes tenían la obligación de conseguir un buen pacto eran al mismo tiempo quienes más reticencias al mismo mostraban, dejando, además, traslucir ante la opinión pública y ante la militancia de EU, la sensación de que la negociación era un mero trámite que debía cumplirse sin esperar resultado alguno de la misma. Sólo hay que buscar en las hemerotecas de este mes de agosto las múltiples declaraciones, comentarios, artículos de opinión en diarios, blogs y foros de opinión. La confirmación de que esta sensación era correcta aparece hoy martes 5 de septiembre en la propuesta lanzada: 6-2-1-1, sobre una base estimada de 10 escaños en el futuro parlamento de 99 diputados.
¿Cuál es la intención de mi organización cuándo aprueba iniciar contactos para pactar con otras fuerzas políticas? El propio CN del 17 de junio lo explicita claramente: “CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA A LA MAYORÍA ABSOLUTA DEL PP Y AL BIPARTIDISMO”. Y es evidente, así lo reflejan los pocos datos que se pueden extraer de las encuestas y consultas fiables publicadas hasta la fecha, que el PSPV-PSOE sigue por debajo del PP en intención de voto y en número de diputados estimados para la próxima legislatura, que EUPV puede mantener, con una ligera tendencia al alza, su representación parlamentaria, pero que, aún uniendo esfuerzos y votos, no habría fuerza ni representación suficiente para desbancar al PP del poder. Entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Confiar en que el PSPV o nosotros vamos a ser capaces de rentabilizar políticamente, en votos, todos los casos de pésima gestión y corrupción que están surgiendo en el seno del PP? Pactar un nuevo Estatut mediocre o empezar un nuevo curso político en Terra Mítica no genera tal confianza precisamente. ¿Rentabilizar la movilización social de estos últimos meses? Haciendo un poco de memoria, deberíamos recordar que Izquierda Unida o Esquerra Unida no se han caracterizado nunca por haber sabido o podido rentabilizar en votos y representación institucional las diferentes movilizaciones sociales en los últimos veinte años. El reclamo del voto útil ha sido siempre un lastre que no hemos sabido superar.
Sin embargo, a tres días del próximo Consell Nacional que debe debatir y aprobar el acuerdo electoral y a poco más de 2 meses para la Asamblea de EU donde debe elegirse la nueva dirección, se lanza una propuesta de pacto que obliga al principal interlocutor a dar una más que presumible negativa al mismo.
Desconozco cómo, desde el punto de vista de EU, se puede conseguir desde este posicionamiento alcanzar el objetivo fijado por la máxima dirección entre asambleas: cómo, evitando por pasiva la entrada del Bloc en el parlamento valenciano, se puede conseguir arrebatar al PP la mayoría absoluta. Se puede argumentar falazmente que tal responsabilidad no es nuestra ya que somos la tercera fuerza parlamentaria, pero esa es, justamente, la respuesta: somos la única fuerza en disposición de crecer y hacer aumentar la confianza de la ciudadanía en una opción diferente al bipartidismo que puede, además, aportar estabilidad, credibilidad, coherencia, empuje y fuerza a otras políticas para nuestro país. Pero es, hoy por hoy, inviable desde la soledad política a la que algunos pretenden someternos, transformando el movimiento político y social que somos en un partido político al uso, donde empieza a ser más importante el juego de mayorías y minorías y pactos internos que el objetivo fundamental que sustenta la existencia de la propia Esquerra Unida: transformar las pautas económicas, sociales culturales y políticas actuales en un sistema socialista democrático. E ignoro las razones reales por las cuales determinados dirigentes políticos de EU apuestan por mantener al conjunto de la organización en esta situación de tensión y de indefinición calculada, cuando, desde hace meses deberíamos estar ya trabajando en clave positiva de cara a la ciudadanía, presentando una alternativa clara al bipartidismo interesado del PP y del PSOE y una propuesta ilusionante para derrotar a la derecha de este país.
No se qué puede pasar si pactamos con el Bloc. La correlación de fuerzas en el futuro parlamento puede variar sustancialmente por un puñado de votos, dando y quitando mayorías fácilmente. Pero se, imagino más bien, que hasta el día de las elecciones se generaría entre la ciudadanía de izquierdas una corriente de optimismo, de esperanza real de que, por fin, habrá una fuerza en el parlamento valenciano que permitirá un cambio real en el color del gobierno y en las políticas de la nueva legislatura. Después de 12 años de opresión brutal, con todos los daños y efectos inherentes a la política depredadora del Partido Popular, en estos meses que faltan hasta las elecciones se respiraría un aire diferente, preñado de ilusión y anhelo. En el Partido Popular, ya ha empezado a verse, la posibilidad real de perder poder, única forma que entienden de asumir las responsabilidades de gobierno, se encenderían más mechas en su seno, además de avivarse los múltiples fuegos que ya tienen encendidos.
Pero sí se qué supone hoy no pactar con el Bloc. Las expectativas generadas se disolverían entre la gente, tornándose en decepción, desencanto, indiferencia o, peor aún, malestar y enfado por no haber sabido cristalizar una opción de cambio. y dejar pasar una magnífica oportunidad de hacer las cosas de otra manera diametralmente opuesta a la realidad que hoy nos abruma. Explicar ese desencuentro no va a ser nada fácil y hacerlo entender prácticamente imposible. A la derecha se les da el argumentario fácil -pero aprovechable- y al PSOE la oportunidad de volver a esgrimir la utilidad del voto frente a una izquierda débil y fragmentada. Pero, eso sí, seguiremos siendo ideológicamente puros, sin haber perdido un ápice de coherencia política ni un metro cuadrado de terreno conquistado, aunque la coherencia después en la praxis se mida según raseros especiales y muy particulares y nuestro terreno, cual arena de playa, vaya despareciendo grano a grano cada día arrastrado por las mareas que no cesan.
La situación interna de EU no ayuda en absoluto a mejorar esas perspectivas. En mitad de un proceso asambleario de elección de la nueva dirección -cuestión siempre generadora de tensiones internas-, que debería haberse producido antes del verano como se propuso para evitar justamente la confluencia de los dos procesos –el interno de elección y el externo del acuerdo-, los intereses personales se entroncan y enredan, a veces se enfrentan, con el interés de la organización. Cualquier movimiento mínimamente significativo se lee y entiende siempre en clave de enfrentamiento, no de suma y alternativa. No hay confianza en los demás y no se genera confianza en quien dirige. No ha habido interés por parte de la dirección de superar la situación generada en la última asamblea de EU y, previsiblemente, la situación no va a mejorar en la próxima.
En Esquerra Unida hay demasiados intereses que priman por encima del interés de la propia organización. Y la solución, no siendo fácil, pasa por la militancia. Es necesario, imprescindible, que se produzca un inmediato relevo en las personas y en las formas que nos han conducido a esta situación. Cambiar para que EU siga siendo un instrumento útil de transformación de la sociedad. Y que, además, la gente crea en ello. Sabemos que, sin embargo, determinadas personas prefieren mantener en la mediocridad, en el inmovilismo absoluto, en la marginalidad histórica a nuestra organización, por ser la única manera concebida de medrar en ella. Pactar con el Bloc abre la posibilidad real de poner a EU en primera fila de la política valenciana, ser el motor de un cambio que a algunos asusta e intimida porque hará patente su mediocridad y su incapacidad manifiesta. Y eso sí es intolerable.
2 comentaris:
Seguramente tú eres el más brillante de los militantes de EU. Preséntate para Coordinador en la próxima Asamblea, a ver si sales y renuevas.
Seguro que no lo soy. Sólo soy un militante que, públicamente, con nombre y apellidos, expresa su opinión, acertada o equivocada, guste o no, sobre la situación que vive esta organización. Y sigo pensando que la militancia es el mayor activo que tenemos.
Gracias por la sugerencia de presentarme. Espero, si lo hago, contar con tus aportaciones y apoyo para mejorar la situación.
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