
Desde hace algún tiempo, no sólo se está haciendo patente las carencias del Partido Popular en la gestión de lo público, sino que, desde que se ha dado el pistoletazo de salida para las elecciones autonómicas y locales del próximo año, están saliendo a la luz y haciéndose públicas dos evidencias importantes: una, la evidente ruptura interna del PP entre dos facciones prácticamente irreconciliables, cuyas cabezas visibles, bien se sabe, son Camps y Zaplana, que está condicionando la toma de decisones en el ámbito de gobierno -autonómico y municipal-, supeditando el interés general a la guerra interna desatada; y, dos, están apareciendo indicios bastante sólidos de graves delitos, con imputaciones a cargos públicos importantes del PP, en el ámbito de la gestión pública y del uso y abuso del poder depositado en ellos.
Todo ello está sucediendo, además (y no es la primera acusación de la misma índole), bajo el escandaloso silencio, cómplice o impotente, del President de la Generalitat y del PP valenciano, sr. Camps. En cualquier caso, cómplice por acción u omisión, o impotente para actuar en el seno de su partido, la más que negligente pasiva actuación de Camps en los últimos meses le debería inhabilitar para seguir dirigiendo su partido y, evidentemente, nuestro País.
La grandeza de la democracia le permite, aún, presentarse a la reelección. La grandeza de la ciudadanía, espero, evitará que eso ocurra.
Ay, si Sherezade levantara la cabeza........aún vería la cruz del Papa.
0 comentaris:
Publicar un comentario