Hace ya bastante tiempo que todos sabemos que uno de los objetivos fundamentales de la generación por parte de la mayoría de la dirección de EU es el relevo de Gaspar Llamazares como Coordinador General de IU.
Que ese objetivo ha sido el impulso que ha permitido establecer acuerdos y alianzas entre diferentes sectores de Esquerra Unida (el sector "ortodoxo" o duro del PCPV, Espai Alterntiu y los independientes de Gloria Marcos) para generar dinámicas de enfrentamiento y división que excluyera -así vienen haciéndolo desde el proceso asambleario de noviembre de 2006 y gran parte del anterior mandato de la misma coordinadora- a aquellos sectores que compartimos la apuesta orgánica y programática de Llamazares.
Siendo legítima y válida la apuesta del partido por un relevo en IU de los órganos de dirección y un cambio en la línea estratégica y táctica, en el discurso político y en quienes deben representarlo ante la sociedad y en las instituciones -si la ciudadanía nos respalda para ello-, es de un cinismo bárbaro que aquellos miembros de la mayoría de la dirección, responsables orgánicos de la misma y actuales peones ejecutores de las órdenes emanadas de la dirección del PCE hacia Valencia, esgriman la supuesta soberanía de EU frente a las propuestas de solución del conflicto interno del máximo responsable de IU.
No comparto la propuesta de solución realizada por Gaspar Llamazares. No comparto esa visión de "contador a cero" como si todos tuvieran en EU la misma responsabilidad en el origen de esta profunda división interna ni en la gestión de las diferencias entre diferentes sensibilidades desde la dirección de la organización en los últimos 4 años de coordinación de Gloria Marcos. Pero eso no significa que no respete el intento de mi coordinador general por buscar y mediar en un conflicto de muy difícil solución, porque quienes lo han generado, alimentado, aplaudido y se han aprovechado de él han perdido la capacidad y la autoridad política para el diálogo y sólo buscan la mediocridad de una organización donde los mediocres puedan medrar y donde el conflicto, la negación del otro, sea el motor, la única clave, que permita la visualización de aquellos que fuera de la organización no son nada, no son nadie.
Mientras que a voz en grito se defiende la soberanía de EU, en silencio se actúa al dictado de Paco Frutos y Felipe Alcaraz. Aunque para ello se tenga que tensionar hasta romper la propia organización que dicen defender. La organización, instrumento de cambio social, se ha transformado en instrumento de sustento personal. Esa es la nueva IU, la nueva EU que propugnan, la nueva organización que buscan quienen no tienen, ni saben tener, ni quieren tener valor social y colectivo.
Que ese objetivo ha sido el impulso que ha permitido establecer acuerdos y alianzas entre diferentes sectores de Esquerra Unida (el sector "ortodoxo" o duro del PCPV, Espai Alterntiu y los independientes de Gloria Marcos) para generar dinámicas de enfrentamiento y división que excluyera -así vienen haciéndolo desde el proceso asambleario de noviembre de 2006 y gran parte del anterior mandato de la misma coordinadora- a aquellos sectores que compartimos la apuesta orgánica y programática de Llamazares.
Siendo legítima y válida la apuesta del partido por un relevo en IU de los órganos de dirección y un cambio en la línea estratégica y táctica, en el discurso político y en quienes deben representarlo ante la sociedad y en las instituciones -si la ciudadanía nos respalda para ello-, es de un cinismo bárbaro que aquellos miembros de la mayoría de la dirección, responsables orgánicos de la misma y actuales peones ejecutores de las órdenes emanadas de la dirección del PCE hacia Valencia, esgriman la supuesta soberanía de EU frente a las propuestas de solución del conflicto interno del máximo responsable de IU.
No comparto la propuesta de solución realizada por Gaspar Llamazares. No comparto esa visión de "contador a cero" como si todos tuvieran en EU la misma responsabilidad en el origen de esta profunda división interna ni en la gestión de las diferencias entre diferentes sensibilidades desde la dirección de la organización en los últimos 4 años de coordinación de Gloria Marcos. Pero eso no significa que no respete el intento de mi coordinador general por buscar y mediar en un conflicto de muy difícil solución, porque quienes lo han generado, alimentado, aplaudido y se han aprovechado de él han perdido la capacidad y la autoridad política para el diálogo y sólo buscan la mediocridad de una organización donde los mediocres puedan medrar y donde el conflicto, la negación del otro, sea el motor, la única clave, que permita la visualización de aquellos que fuera de la organización no son nada, no son nadie.
Mientras que a voz en grito se defiende la soberanía de EU, en silencio se actúa al dictado de Paco Frutos y Felipe Alcaraz. Aunque para ello se tenga que tensionar hasta romper la propia organización que dicen defender. La organización, instrumento de cambio social, se ha transformado en instrumento de sustento personal. Esa es la nueva IU, la nueva EU que propugnan, la nueva organización que buscan quienen no tienen, ni saben tener, ni quieren tener valor social y colectivo.
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