Entiendo que, en política, como en tantos otros ámbitos de nuestra vida, existen las responsabilidades derivadas de las obligaciones que uno decide contraer en función de -en este caso- los resultados electorales.
Entiendo también que la ciudadanía tiene la facultada, cada vez que se la convoca para ello, de sancionar las decisiones de los dirigentes públicos determinando su continuidad o no en tales menesteres. Pero, ¿eso es suficiente?
Si un personaje como Carlos Fabra, por poner un ejemplo de político valenciano de derechas, decide construir un aeropuerto peatonal en su provincia (con el beneplácito y apoyo del resto de cargos de su partido, evidentemente), y rematarlo con una estatua del gran Ripollés de 14mx18m y cerca de 33 TM de acero cortén, cobre y acero inoxidable, gastándose 300.000 € en ello, evidentemente tiene una responsabilidad política que, tiempo al tiempo, tendrá una determinada respuesta por parte de los votantes de Castellón.
Sin embargo, el que un tipo como Fabra -digno padre de tan diputada hija- se gaste semejante dineral en estatuas a mayor loa de su gestión y que ello contribuya a aumentar la deuda de las administraciones públicas y, consecuentemente -según el discurso de Mariano, Soraya y Mª Dolores (con los que nos quieren ya podemos tutearlos sin pudor alguno)- son el origen de muchos de los recortes en sanidad, educación, aumento de impuestos, etc., etc., debería tener, a mi juicio, alguna responsabilidad personal más allá de la meramente política.
Como a Rato, Olivas y el resto de consejeros de Bankia, creo que debería estudiarse la posibilidad de denunciar judicialmente a quienes han permitido, consentido, favorecido y aprobado el despilfarro del dinero público en detrimento de servicios y derechos sociales básicos recogidos en las leyes y en la Constitución y que asuman sus responsabilidades legales por ello. Solo con el Fabra cabezón de acero del aeropuerto se paga el salario de un docente durante casi 8 años. ¿Qué no se podría haber hecho con todo el dinero que ha costado construir la Ciudad de las Artes y las Ciencias o Terra Mítica o con lo "invertido" en RTVV, Fórmula 1 o Copa Amèrica por poner sólo lo más llamativo? ¿Qué ciudades y servicios tendríamos en estos momentos si los cientos de miles de millones de euros públicos se hubieran destinado a la ciudadanía y no a engrandecer egos y bolsillos propios y amigos?
Los responsables políticos que tomaron tales decisiones tienen que responder políticamente de ello; pero también tienen una responsabilidad legal y judicial, a la que deberían responder en los juzgados, sobre la desaparición de derechos y de autonomía financiera y social del conjunto de sus administrados.
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