Mientras 3 chicas se enfriaban lentamente en la morgue de Madrid y dos más agonizaban en sendos hospitales de la capital del reyno, Doña Ana María Botella Serrano, Excelentísima Señora Alcaldesa de Madrid, se iba de minivacaciones con su señor esposo y familia a un lujoso resort portugués, probablemente a descansar de su fatigosa tarea de gobernar la villa y corte.
Nadie duda, faltaría más, del derecho de todo trabajador a descansar cuando tenga vacaciones o cuando pueda cogérselas, ni del derecho de viajar libremente acualquier lugar del mundo si uno puede permitírselo y, menos aún, del goce de estar en familia, más aún en sitios tan magníficos como el que Aznar eligió para pasar un largo fin de semana con los suyos.
Tampoco voy a dudar, a estas alturas, de la ética y capacidad de asunción de responsabilidades de nuestros dirigentes políticos; han demostrado, sobradamente, su carencia absoluta de sensibilidad y desprecio hacia los intereses, inquietudes y necesidades de la gente a la que administran y gobiernan en el ejercicio de lo público, anteponiendo sus intereses particulares, personales y de partido, a los colectivos. Y en este ejercicio destacan los dirigentes y cargos públicos del Partido Popular. Lo sabemos bien en el País Valencià y acaba de corroborarlo la alcaldesa de Madrid (aunque ya estaba demostrado suficientemente en despropósitos anteriores).
Y quizás sea eso lo que más temor genera el estar bajo el imperio del PP en estos momentos .... no sólo por la deriva económica de sus decisiones macroeconómicas y la pérdida de capacidad y calidad democrática del conjunto de la sociedad, no sólo por el recorte de prestaciones y derechos cuyas consecuencias verdaderas a medio y largo plazo, además del inmediato, ni siquiera podemos intuir, sino por el absoluto desprecio a la dignidad humana, a la convivencia, a la legalidad y a los derechos sociales con que deciden, ordenan y ejecutan sus acciones más viles.
No dudo del derecho que pudiera tener la señora Ana Botella a disfrutar de cuatro días de descanso y confort en un hotel de lujo portugués, pero estoy seguro que los padres, familiares y amigos de las cuatro chicas muertas, de la otra chica herida y de todos aquellos que, de alguna manera, se vieron afectados por el accidente de la noche de Halloween no entienden que la alcaldesa de su ciudad se ausente de la misma en lugar de estar con ellos y con las víctimas e investigar y depurar las más que seguras responsabilidades políticas de su administración. Pero eso sería lógico y normal en personas con sentido del deber, empatía por la ciudadanía, responsabilidad y algo de vergüenza. En Ana Botella y en su partido todo eso brilla por su ausencia.
No dudo del derecho que pudiera tener la señora Ana Botella a disfrutar de cuatro días de descanso y confort en un hotel de lujo portugués, pero estoy seguro que los padres, familiares y amigos de las cuatro chicas muertas, de la otra chica herida y de todos aquellos que, de alguna manera, se vieron afectados por el accidente de la noche de Halloween no entienden que la alcaldesa de su ciudad se ausente de la misma en lugar de estar con ellos y con las víctimas e investigar y depurar las más que seguras responsabilidades políticas de su administración. Pero eso sería lógico y normal en personas con sentido del deber, empatía por la ciudadanía, responsabilidad y algo de vergüenza. En Ana Botella y en su partido todo eso brilla por su ausencia.
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