
Ante esta tragedia, como ante otras tragedias anteriores, la reacción del PP en el gobierno siempre ha sido la de buscar culpables fuera de su partido, evitando asumir responsabilidades de cualquie índole, acusando a los demás de oportunismo y/o carroñeros (según la ocasión) y haciendo gala de un cinismo, una desfachatez, una bajeza moral y una falta de ética política indigna de representantes públicos.
El pleno de ayer no se pudo seguir por televisión. El canal público autonómico y el partido que lo gobierna no tuvo la decencia y la sensibilidad de emitir menos de 4 horas de un pleno donde se dilucidaba los resultados, las conclusiones de la comisión y de los grupos políticos parlamentarios, de nuestro gobierno y nuestros representantes públicos ¡Qué diferencia respecto a la cobertura mediática de la visita papal! Una vez más, el servicio público quedaba sesgado, mediatizado por el uso partidista para la ocultación de la desvergüenza e inmoralidad del grupo parlamentario del PP, del gobierno que apoyan y del partido que representan.
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