La presentación del nuevo coche de Fernando Alonso dejó a los miles de ciudadanos con ganas de más. Después del debate generado por el gasto oficial (los 1,2 millones de euros); de que el alquiler de un balcón en la Alameda pasara de 300 hasta los 2.000 euros; que se movilizaran cientos de periodistas; que llegaran a Valencia magnates de medio mundo, el campeón del mundo de Fórmula Uno se exhibió durante apenas ocho minutos y medio. Tres vueltas y poco más. A eso quedó reducida la exhibición por el improvisado circuito urbano tejido en los alrededores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. La media hora de espectáculo prevista se redujo a casi la cuarta parte y los aficionados apenas pudieron ver en acción a su ídolo en el paso de tres vueltas con el coche del año pasado, repintado con los nuevos colores y luciendo el número 1. Se la prometían muy felices los aficionados cuando, a bordo dedescapotables, hicieron una serie de trompos y acrobacias como previo a la salida de los bólidos. El segundo piloto de McLaren Mercedes, Lewis Hamilton, ni eso, apenas dio una vuelta.

• Oficialmente, 250.000 espectadores

¿Cuántas personas asistieron a la fiesta? Según las cifras oficiales, un cuarto de millón de personas. Atendiendo a las personas que estaban a pie de pista y los que se agolparon en los balcones de la prolongación de la Alameda. Cuatro veces menos que la cifra dada con el Papa.

Total, que entre lo que se gastó en la visita del Papa -dato que nuestro querido gobierno del PP no ha dado todavía, así que imagínenese la burrada de dineros que pueden ser- y los 8 minutejos de coche a toda velocidad -estará guapa la DGT viendo tan portentosa exhibición de velocidad urbana que, evidentemente, nadie va a imitar con su cochecito particular- el PP valenciano se gasta más perras del erario público en fastos y propaganda que en atender las necesidades básicas de los ciudadanos.