En el debate que se está celebrando en el Congreso sobre terrorismo después del atentado en el aeropuerto de Madrid del pasado día 30 de diciembre, la actitud de Mariano Rajoy, el tono y el contenido de su discurso ha terminado de visualizar que, ante la muerte, la violencia, ante la ruptura por parte de ETA de un proceso ilusionante, esperanzador, de finalización de la violencia terrorista, el único objetivo del Partido Popular es el ataque al Presidente del gobierno, por encima de cualquier otra consideración, por encima de cualquier prioridad social y política. El asalto al poder por el poder, la radicalización del discurso, la falta de voluntad de apoyo al gobierno y al propio parlamento, a las decisiones tomadas en él por inmensa mayoría, al clamor de la gente en manifestaciones multitudinarias, el giro hacia la extrema derecha hace del Partido Popular un partido político desquiciado, ilógico, profundamente aislado, profundamente airado y ciegamente confundido entre sus deseos y la realidad (utilizo las palabras de G. Llamazares).
Dice Llamazares a Mariano Rajoy: "si no hay bombas, es que algo se debe; si las hay, es que se ha fracasado." Probablemente esto resuma claramente qué está haciendo hoy el PP, más anhelante y deseoso de desgastar al gobierno que de apoyar y conseguir que el proceso de paz y del fin de la violencia llegue a ser una realidad.
el no respeto a las decisiones la falta de "sentido de Estado" de este PP
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