- Cohesión: Grado de integración de un grupo social que expresa en cada momento los procesos de interacción entre los individuos y subgrupos que lo integran.
La cohesión depende fundamentalmentede los fenómenos de anomia, conflicto y consenso existentes en el grupo.
- Anomia: Notable desviación con respecto de una norma o sistema de normas, originada en algún factor estructural del sistema social.
- Conflicto: situación o proceso en que los individuos, los grupos o los individuos y los grupos s eoponen de manera activa en la lucha por sus intereses o ideologías respectivos.
- Consenso: Acuerdo consciente y racional de los miembros de un grupo social o sociedad sobre un problema, una situación, un hecho, etc. Se aplica también a los sentimientos, opiniones, ideas, tradiciones o coenceptos sobre hechos o situaciones compartidas por todos lo0s miembros del grupo o sociedad.
En este panorama de definiciones, se me hace muy difícil de entender la última resolución de mi partido (sigue siendo mío a pesar de los deseos de algunos "camaradas"), que parece pretender lanzar cabos que permitan debatir y solucionar la situación cristalizada en el último proceso asambleario de EU, mientras que, al mismo tiempo, se manifiesta el "rechazo hacia nuestras actitudes" y permiten la vigencia de algo tan deleznable y vomitivo como es el veto personal en EU.
Hace ya algunos días, en el acto de presentación de las candidaturas municipales, hablando con un camarada del partido situado en posiciones de la mayoría, evidenciamos la necesidad y la voluntad -al menos eso creía yo, pobre ingenuo- de sentarnos a analizar, debatir y buscar maneras de consensuar y acercar posiciones en aquello que ahora nos diferencia -y que sigue siendo mucho menos que lo que nos une-. La respuesta no ha sido la convocatoria de una reunión de agrupación, una reunión de la dirección -en la que se supone que sigo-, una charla de café o, mejor aún, una cena distendida. La respuesta ha sido una resolución de la dirección del PCPV donde se nos "rechaza" y se nos "recuerda" que no podemos pertenecer a otras corrientes (ay! si se velara con el mismo celo el cumplimiento de todas las normas que aprobamos).
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Esta manera de actuar me sugiere que más que debatir, hablar, acordar, consensuar, lo que la dirección del partido pretende es nuestro sometimiento, nuestra sumisión, la vuelta al redil donde parece residir la verdad y la razón de las ovejas descarriadas. Y evidentemente, esta no es la manera que algunos entendemos de buscar y acrecentar los puntos de acuerdo y consenso.
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Yo no estoy de acuerdo con el planteamiento y posicionamiento del partido en cosas tan importantes como la estrategia interna seguida en el proceso de la IXª Asamblea de EU o la beligerancia del PCE y sus federaciones hacia Gaspar Llamazares y el proyecto político que lidera. Pero jamás se me ocurriría rechazar la actitud de quienes tienen esos planteamientos, legítimos pero no compartidos. Jamás se me ocurriría, puede ser porque me enseñaron bien eso del respeto a las minorías y la búsqueda de la síntesis y el consenso, pretender la marginalidad de la discrepancia, el desprecio a la diferencia o la homogeneidad en el pensamiento. Probablemente porque también me enseñaron bien aquellos que ahora me rechazan (eran otros tiempos, otros años, otros momentos) el valor de la rebeldía, la defensa de mis convicciones, el respeto a las de los demás, y sobre todo ello, la necesidad de pensar y ser coherente con uno mismo. Ahora, cuando miro a mi partido, no reconozco a mis maestros.
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