Sabido es que, en fútbol, cuando la dirección del equipo dice que confía en el entrenador o lo confirma en el cargo, éste debe ponerse a temblar y empezar a hacer las maletas puesto que tiene los días contados.
Estos del PP de la Comunitat, tan dados a patéticos espectáculos mediáticos y graciosos sainetes epistolares, tienen ahora de primeros actores y dueños del cotarro, con permiso de papá Rajoy y mamá Cospedal, a los tres barones (y varones) provinciales, amos y señores de sus diputaciones y jefes supremos provinciales. Y estos tres señores acaban de anunciar que apoyarán siempre a Camps (ver noticia). Así que, siguiendo la lógica futbolera que tanto adoran estos tres mandamases, los días del Molt Honorable al frente de este montaje (aplíquese al partido, al gobierno o a ambos) pueden estar más que contados.
Sólo me queda una duda en todo esto y se refiere a Fabra. Porque la única piedra de fortaleza que le queda a Camps frente al nuevo triunvirato surgido de la necesidad y la crítica a su actuación como presidente del partido y del gobierno, es su más que amigo de los juzgados. ¿O es casualidad que empiecen a concretarse ahora las acusaciones al presidente de la Diputación de Castellón y se estén acelerando los trámites para llevarlo finalmente al banquillo de los acusados por todas las tropelías que presuntamente ha cometido mientras ha sido la máxima autoridad en Castellón? Si fuera así, si Camps estuviera tentado de quemar la carta de alimentar el fuego bajo los pies del PP de Castellón, quien sabe si Ric Costa mantendría su silencio para ocupar en un futuro cercano las vacantes que dejaría el incendio interno.
Estos del PP de la Comunitat, tan dados a patéticos espectáculos mediáticos y graciosos sainetes epistolares, tienen ahora de primeros actores y dueños del cotarro, con permiso de papá Rajoy y mamá Cospedal, a los tres barones (y varones) provinciales, amos y señores de sus diputaciones y jefes supremos provinciales. Y estos tres señores acaban de anunciar que apoyarán siempre a Camps (ver noticia). Así que, siguiendo la lógica futbolera que tanto adoran estos tres mandamases, los días del Molt Honorable al frente de este montaje (aplíquese al partido, al gobierno o a ambos) pueden estar más que contados.

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