Se ha desclasificado parte del sumario del caso Gürtel. Sólo unos 17.000 folios de nada, donde se describe, con todo lujo de detalles -y nunca esta muletilla se usó en mejor sitio y de manera más adecuada-, los regalos que dirigentes del PP de Valencia, Galicia y Castilla - La Mancha parece ser que han recibido de las diferentes organizaciones de Correa. En todos los medios de comunicación de hoy -incluidos los más afines al PP- vienen reflejados todos los detalles.
Todos los que venimos siguiendo más o menos de cerca este caso de corrupción sabíamos que había mucho más que los cuatro trajes de Camps. Como en las viejas películas de estereotipos de la mafia siciliana, el hampa norteamericana o los narcotraficantes sudamericanos, el caso Gürtel destapa la relación corrupta y hedionda entre el poder político ejercido por dirigentes del PP como caudillos feufales bajo el silencio cómplice de su militancia y de los grupos institucionales y empresas "amigas" enriquecidas y acaudaladas gracias a las aportaciones y los contratos firmados y pagados con dinero público.
Lamentable el espectáculos de los cientos de concejales del Partido Popular, de las decenas de diutados y diputadas en los parlamentos autonómicos, de los militantes del partido, callados en un silencio igual de corrupto y nauseabundo que el de sus dirigentes implicados. Insultante -si tuvieran capacidad para ello- la actitud chulesca y arrogante de aquellos que han vivido de la política como si esta fuera el cortijo particular de los señoritos andaluces del siglo XVIII y XIX.
Los Camps, Costa y compañía no tienen vergüenza y deberían irse de la política y de la administración por la puerta de atrás, directos a los juzgados, con la cara baja porque no tienen ni el derecho a mirar a un ciudadano de Valencia a los ojos. Ensucian el sillón que ocupan en el parlamento y ensucian cada página de los periódicos que mencionan su nombre relacionado con regalos y contratos derivados. Menos Canal 9, evidentemente, que frente a toda esta avalancha informativa, permanece inmaculadamente concebida y mantenida. Creo que jamás, en la reciente historia de nuestro país, un medio de comunicación había conseguido desinformar con tanta eficacia, servilismo y carencia de ética profesional.
Y lamentable también el silencio de la sociedad civil frente a un caso tan flagrante de comportamiento indecente y fraudulento de mal uso y abuso de cargo y dineros públicos. Esperemos que esta parte sólo sea el silencio que presagia una tormenta social que arrastre consigo toda la inmundicia, toda la basura que esta gente echa cada día sobre nosotros.
Todos los que venimos siguiendo más o menos de cerca este caso de corrupción sabíamos que había mucho más que los cuatro trajes de Camps. Como en las viejas películas de estereotipos de la mafia siciliana, el hampa norteamericana o los narcotraficantes sudamericanos, el caso Gürtel destapa la relación corrupta y hedionda entre el poder político ejercido por dirigentes del PP como caudillos feufales bajo el silencio cómplice de su militancia y de los grupos institucionales y empresas "amigas" enriquecidas y acaudaladas gracias a las aportaciones y los contratos firmados y pagados con dinero público.
Lamentable el espectáculos de los cientos de concejales del Partido Popular, de las decenas de diutados y diputadas en los parlamentos autonómicos, de los militantes del partido, callados en un silencio igual de corrupto y nauseabundo que el de sus dirigentes implicados. Insultante -si tuvieran capacidad para ello- la actitud chulesca y arrogante de aquellos que han vivido de la política como si esta fuera el cortijo particular de los señoritos andaluces del siglo XVIII y XIX.
Los Camps, Costa y compañía no tienen vergüenza y deberían irse de la política y de la administración por la puerta de atrás, directos a los juzgados, con la cara baja porque no tienen ni el derecho a mirar a un ciudadano de Valencia a los ojos. Ensucian el sillón que ocupan en el parlamento y ensucian cada página de los periódicos que mencionan su nombre relacionado con regalos y contratos derivados. Menos Canal 9, evidentemente, que frente a toda esta avalancha informativa, permanece inmaculadamente concebida y mantenida. Creo que jamás, en la reciente historia de nuestro país, un medio de comunicación había conseguido desinformar con tanta eficacia, servilismo y carencia de ética profesional.
Y lamentable también el silencio de la sociedad civil frente a un caso tan flagrante de comportamiento indecente y fraudulento de mal uso y abuso de cargo y dineros públicos. Esperemos que esta parte sólo sea el silencio que presagia una tormenta social que arrastre consigo toda la inmundicia, toda la basura que esta gente echa cada día sobre nosotros.
0 comentaris:
Publicar un comentario