Todos estos expertos, presuntamente aleccionados para hablar sólo sobre los pasos a nivel y no contestar a las preguntas formuladas en el seno de la comisión de investigación, ¿serán capaces de decir públicamente que no hay mecanismos y tecnología suficiente para evitar que un conductor de tren no lo ponga a más velocidad de la que toca en un tramo determinado, si con ello se puede evitar un accidente y la pérdida de vidas humanas que están, cuando viajan en transporte público, bajo su responsabilidad y la de la Administración Pública? Increible, pero real.
Es cierto que no hay mecanismos ni tecnología que garantice seguridad al 100%, pero apelar exclusivamente a la responsabilidad y capacidad de los conductores para evitar accidentes por exceso de velocidad, si esa es finalmente la causa real del accidente, no parece más que un burdo intento de desviar la atención pública de la responsabilidad de los máximos responsables técnicos -esclavos son de sus palabras de ayer- y políticos de la red metropolitana de no haber actuado diligentemente para hacer que la posibilidad de un accidente en el metro causado por un fallo humano tenga probabilidad mínima.
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