Anoche, la playa de Las Arenas -no confundir con la Malvarrosa, según me recordaron ayer varias veces- estaba llena de gente. Niños, jóvenes, mayores y más mayores charlaban, bebían, reían, paseaban o estaban sentados o tumbados en la arena, disfrutando de la agradable noche valenciana, rodeados y rodeando cientos de hogueras relumbrantes en la arena.
Para el PP, el ejercicio de la ciudadanía representa el peligro. Por eso impidió la celebración de la verbena. O, peor aún, intentó impedir que la gente pudiera divertirse y "dar mala imagen" y molestar así a los ricachones alojados en el Hotel Las Arenas, llegados en grandes coches negros con matrículas alemanas y Hummers limusinas de alta gama -que seguramente pagamos todos con el dinero que le damos a Ecclestone-. Lastimosamente para ellos, no hacen falta permisos de nadie ni nadie puede impedir que se sigan tomando las calles y las playas para disfrutar de la noche y la ciudad; para vivir un sábado por la noche junto al mar la magia de Sant Joan.
Que el PP lo intente ya no debería sorprender a nadie .... pero que la Federación de Vecinos que preside Mª José Broseta acepte y acate, como correa de transmisión, el mismo lenguaje, posición y visión que tiene Paula Sánchez de León de la gente de Valencia debería ser denunciado y los "representados" deberían exigir inmediatamente la dimisión de la Junta Directiva puesto que, anoche quedó bien claro entre la arena de la playa, cruzaron al lado oscuro de la fuerza y dejaron de representar a los vecinos para ser un engranaje más del ejercicio de la represión.
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