En plena crisis de la que hemos sido rescatados -aunque no sepamos todavía el precio que tendremos que pagar por ello-, en plena eurocopa, donde la roja transmutada de azul nos ciega durante varias semanas de la triste realidad que nos rodea e invade, el señor presidente de la nación dice que este año no habrá debate sobre el estado de la misma.
Es posible que mucha gente prefiera sentarse delante de la televisión y ver cómo 22 multimillonarios corren durante 90' detrás de una pelotita y sienta, colores patrios, una fuerte subida de adrenalina con cada gol de su selección. En nuestro caso, de aquellos que, rojos por fuera, cobrarán un pastón -además de lo mucho que ya ganan en sus clubs- por el que tributarán un 0% en Polonia (si lo hicieran aquí parece que deberían dar al fisco -Hacienda somos todos- un 52%. Pero para eso prefieren ser polacos). O a ver al recientemente renacionalizado fiscalmente Fernando Alonso -que decidió "regresar" de tierras suizas a la hacienda española y poder escuchar el himno sin sonrojo cada vez que gana- a los mandos de un fórmula 1 por las calles de Valencia durante 3 días, por lo que el pueblo valenciano ha pagado cerca de 315 millones de euros, mientras la calidad de vida del día a día de todos nosotros se empobrece a marchas agigantadas. Pero esos no somos todos ni a todos nos pueden cegar con fútbol, toros y coches.
Evidentemente, a Rajoy y secuaces no les interesa hablar de cómo está la nación. No quiero ni pensar en las lindezas qué habría dicho el bocazas de Esteban González Pons si fuera Zapatero el que hubiera tomado esa decisión. La uniformidad de la visión de lo que está pasando es una de las lineas de actuación de la derecha española y mundial. Pretenden silenciar y callar cualquier intento de multiplicidad, de diversidad y, por supuesto, de divergencia a toda costa y a cualquier precio, incluso con brutales represiones policiales como la de hace pocos meses en Valencia y Barcelona o las actuales a los mineros.
Y cuando a todo un señor presidente se niega a, delante de nuestros representantes, (Art.66.1 Constitución española: Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado) explicarnos qué está pasando, a decirnos cómo está actuando frente a lo que está pasando y se opone a escuchar lo que otros le digan, con otras visiones y otros paradigmas que también forman parte de ese pueblo que dice presidir, y se niega, deja de estar legitimado porque es un fraude -otro más- a la democracia más elemental.
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