Dice la RAE que rescatar es recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha cogido, y, por ext., cualquier cosa que pasó a mano ajena. También acepta como válido liberar de un peligro, daño, trabajo, molestia, opresión, etc. Para el presidente Rajoy, esos cientos de miles de millones de euros que, salva sea la patria, por sus insistentes y agudas presiones a los mandamases europeos, nos prestan en "condiciones extremadamente ventajosas" (De Guindos dixit) evidentemente no es un rescate.
Y no lo es porque ningún enemigo suyo ha hecho que cientos de miles de millones hayan volado de las cajas y bancos españoles y que ningún enemigo o mano ajena a él y a su partido se haya llevado sustanciosas gratificaciones por ser pésimos gestores del dinero ajeno. Más bien al contrario .... sólo hace falta ver la composición de los consejos de administración de las cajas que han destapado la caja de los truenos tras su fusión: Caja Madrid, donde la bronca interna entre las facciones enfrentadas de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón ha sido continua en los últimos años; y Bancaja, donde desde que metió su mano política Eduardo Zaplana y Jose Luis Olivas después todo ha sido despilfarro y avales a políticas macrofaraónicas ejecutadas con dinero de las familias ahorradoras.
Se quejan ahora -buscando como siempre culpables fuera de sus rediles- que el Banco de España debería haber impedido esa fusión y que lo hizo por falta de inforamción. Tan desesperados están por echar balones fuera que no caen en lo que están diciendo: que sus propios elegidos para dirigir ambas cajas mintieron al B.E. en sus informes porque intereseba "vender" la imagen de gran banco a pesar de la realidad. Tan soberbios y encerrados en sus luchas internas que no vieron las repercusiones que una victoria electoral tendría sobre su propia gestión de muchos cientos de miles de millones de euros que flotaban sobre algo tan endeble y vacío de contenido como la bubuja inmobiliaria, la especulación y el despilfarro.
Se ha hablado mucho en un par de días de lo que puede suponer la inyeccción en la banca española de un máximo de 100.000 millones de euros. Los expertos economistas que pululan por todas las tertulias televisivas y radiofónicas auguran -según del palo que sean- males y bondades absolutas a corto, medio y largo plazo. Yo sólo imagino que, cuando un poderoso presta algo a un pobre, nunca lo hace para que el pobre deje de serlo sino para seguir manteniendo y ampliando las diferencias y la dominación del fuerte sobre el débil. Y si algo ha demostrado la crisis en estos últimos cuatro años es que la reordenación de los sistemas financieros, políticos y sociales no ha sido para generar más y mejores avances sociales sino para destruir y empeorar las relaciones capital-trabajo. Como bien saben los expertos en marquetin, cualquier crisis genera oportunidades y más cuando la crisis no es más que la excusa perfecta -diseñada, planificada y ejecutada con precisión de cirujano por el poder del capital- para desregular los avances sociales, someter a la ciudadanía al imperio del miedo y el temor, establecer claramente las líneas del poder político y dejar bien claro cómo y de qué manera los países deben dejarse gobernar: Portugal, Irlanda, Grecia y Spaña (PIGS, los cerdos de Europa), ya lo tenemos claro. Ahora enseguida vendrá Italia, donde el todopoderoso Berlusconi cayó de la Presidencia en poco menos de 12h.
El dinero, como casi siempre, es lo de menos: lo que verdaderamente está en juego es la base de la democracia: que el poder reside en el pueblo y que es el pueblo quien la debe ejercer. Pero para ello, antes de ello, debemos recuperarla de quienes nos la han arrebatado. Los gallos deben empezar a pelear porque este es el verdadero rescate que debemos hacer.
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