
En estos dos días se han hecho multitud de análisis sobre los resultados de esta encuesta, pero yo me quedo sólo con unas cosillas que me llaman la atención:
- El Partido Popular empieza a notar las consecuencias de la corrupción, la falta de acción decidida contra la misma y la ineptitud, apatía y desidia del gobierno valenciano y del partido que lo sustenta para combatir con polítivas activas la situación económica y social que nos envuelve. No deja der ser irónico que esto ocurra con un presidente como Fabra (casi daría pena si no fuera tan ppatético) y no con los anteriores -Zaplana y Camps- bajo cuyos gobiernos se produjeron todos esos casos de corrupción que lleva, por ahora, 11 diputados del PP imputados por diversos delitos.
- Se consolida la desaparición del bipartidismo PP-PSOE para desgracia y desesperación de ambas fuerzas políticas. Aparece reforzado -y mucho- el traspaso de votos entre PSOE y EU/IU que consolidan su histórica relación de vasos comunicantes y comunicados. Y surge en el panorama electoral autonómico la ruptura de la derecha valenciana -hasta ahora homogénica- con la presencia de UPyD, que recoge el descontento de una parte significativa del voto pepero. Compromís recibe un importante apoyo, manteniendo la línea de crecimiento y consolidación de los últimos meses, recogiendo el voto nacionalista, de izquierdas y joven.
- La abstención sube. Una parte significativa del electorado de los dos partidos mayoritarios manifiesta su descontento o su desencanto con el no voto. Castigo suave, ya que no priman otras opciones políticas, pero castigo al fin y al cabo.
- Las valoraciones de los políticos son claramente significativas y representativas del profundo hastío y la inmensa desconfianza que genera la "clase" política. Si para los encuestados por el CIS, los políticos son uno de los principales problemas de toda esta caótica situación que vivimos, para los políticos la ciudadanía es la última de sus preocupaciones y la última de sus ocupaciones. Salvo dos excepciones, ambas de la izquierda histórica valenciana, el resto de presidentes de partido y miembros del gobierno valenciano tienen un ínfimo nivel de notoriedad pública y pésimas valoraciones de su gestión. Será de esperar que las formaciones donde militan ambas excepciones (Mónica Oltra en Compromís y Marga Sanz en EUPV/IU) tomen nota y actúen en consecuencia.
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