Compromís evita pronunciarse en el dilema sobre valenciano o catalán
Morera se ciñe al dictamen lingüístico de la AVL y el PSPV se inhibe en la votación de una propuesta del PP
Este era el titular del Levante de hoy, jueves 25 de octubre, sobre lo ocurrido en el pleno de ayer de les Corts Valencianes.
Ya he comentado en alguna entrada anterior mi desencuentro con la estrategia del presidente Artur Mas de poner en el centro del debate público y político el nacionalismo y el independentismo catalán porque, para mi, sólo pretende eludir la responsabilidad y esconder las consecuencias de sus políticas brutales de recortes y desmantelamiento de los servicios públicos básicos en su comunidad. Evidentemente, al Partido Popular le viene de maravilla que un personaje como Mas, como cualquier otro presidente de Cataluña, ponga encima del tapete la cuestión catalana porque tienen la excusa perfecta para mantener, aumentar y ensordecer con la falsa discusión nacionalista cualquier otra cuestión. Con un titular como el de hoy -sobre el que luego hablaré- se consigue llevar a un segundo plano los casos de imputación del PP, la inmensa deuda que el gobierno valenciano tienen con casi todo el mundo y que no sabe cómo pagar, los gravísimos problemas de mantenimiento en colegios y escuelas, las huelgas de los trabajadores del metro y de los farmacéuticos, el conflicto permanente en todos los ámbitos de la enseñanza, etc., etc., etc.
Queda, ahora con la connivencia del PSOE valenciano, mucho mejor -en aras del ahorro- rebajar la subvención y quitar capacidad política a los partidos minoritarios (que dan más guerra que los ya nada poderosos socialistas) y plantear, de nuevo, la cuestión identidaria valenciana, utilizando y enarbolando la bandera anticatalanista otra vez.
No se si ayer los parlamentarios de Compromís deberían haber entrado al trapo del falso debate o no. No creo que a los cientos de miles de personas entrampados en el drama del paro, de los deshaucios, de la falta de oportunidades y de ilusión, a aquellos cuyos hijos pequeños sólo pueden comer una vez al día (esto es el primer mundo?) o a aquellos cuya única posible salida es emigrar para poder sobrevivir, les importe mucho en estos momentos si la bandera debe llevar azul o no o si la lengua que hablan (en Alemania o Finlandia ni eso) tiene un nombre u otro. Ni tampoco quiero decir con ello que este debate no sea importante, pero podremos ponernos a discutir cuál es la bandera que queremos seguir cuando la gente tenga sus necesidades básicas cubiertas. Quizás lo que sobran son muchas barrigas prominentes y muchos estómagos agradecidos con buenos sueldos y sobresueldos públicos bien asegurados el 24 de cada mes (no sólo en el PP) que planteen insidiosamente falsos debates exacerbantes del bestiario valenciano para esconder, como Artur Mas, su indignante y repugnante gestión de los recursos públicos en los últimos años y las consecuencias catastróficas sobre la sociedad y la democracia de este país.
Y, para concluir, no conozco a nadie en Compromís para el cual exista el dilema entre valenciano o catalán. Quizás también al Levante le interese dar una versión sesgada, parcial y falsa de Compromís, en la misma línea argumental que parece haber emprendido el PSOE valenciano de considerarnos su máximo enemigo y dedicar esfuerzos, energías y recursos a disminuir nuestra capacidad de acción política. Allá ellos con sus decisiones, pero mientras su secretario general ausente en Madrid y el resto de su ejecutiva, mientras los militantes del PSOE valenciano, no tengan realmente claro que los enemigos, no de su partido, sino del país valenciano entero, no los tienen a su izquierda sino enfrente, bajo la sombra grande y alargada de la gaviota, quienes pagarán las consecuencias de su reiterada ineptitud e insuficiencia política será la inmensa mayoría del pueblo. Y así, será prácticamente improblable que puedan recuperar la confianza de la gente para cambiar la situación actual. Parece que los resultados electorales de las últimas Elecciones Generales o las más recientes elecciones autonómicas en Andalucía, Extremadura, Asturias, Galicia y Euskadi no han sido suficientes piedras en su camino y necesitan golpearse aún más para ver la realidad que nos envuelve. Las próximas en Cataluña pondrá otro Patxi más en la lista de damnificados del PSOE y, cuando toque, pondremos también con letras de oro a PatXimo Puig en esa misma lista. Magro consuelo para todos nosotros.
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