En estos últimos días, estas últimas semanas, la sinrazón del PP ha llegado a cotas de bajeza tan grandes que parecían imposibles hace algunos meses. La vileza absoluta de dirigentes peperos, la audacia -de nuevo- de la derecha más extrema, más fascista, más temible, aletargada en los últimos años, ha vuelto a salir a la calle (a la calle que también nos han robado) mostrando la faceta más oscura, más siniestra del Partido Popular y de sus secuaces.
Los cachorros del PP, las Nuevas Generaciones, cada vez recuerdan más -ahora es el naranja en lugar del azul- a las juventudes hitlerianas, dueñas de todo el mundo, satisfechas de ser como son y llenos de una esperanza aterradoramente insultante. Los "mayores", los de siempre -Zaplana, Acebes, Esperanza, etc- vuelven a ser, si alguna vez dejaron de serlo, dueños de la situación, amos y alentadores de la reacción más dura, del desafío más trstemente lacerante que ha padecido este país en los últimos años. Cualquier excusa es buena, cualquier razón, suficiente para atacar, cualquier argumento, cualquier acción, cualquier declaración sirve para actuar desde la fría óptica electoralista de conseguir el poder, valga lo que valga, pese a quien pese, cueste lo que cueste.
La izquierda tiene que volver a combatir esta lacra. La izquierda real de este país está, una vez más, en guerra declarada y beligerante con la derecha que representan, lideran y mandan esta gente.
Volvemos a estar en lucha contra el franquismo del siglo XXI.
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