Dijo Rajoy ayer en Valencia que el PP ganará a «una coalición de radicales».
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Es cierto que mucha de la gente que estamos en EU y en otros partidos ahora coaligados somos, para muchas cosas, radicales (en términos biológicos, radicales libres). Somos radicales en la defensa de los ideales que nos unen, en la querencia por nuestra tierra, en la estima de nuestra cultura y nuestra historia, en la necesidad de construir un futuro mejor. Somos radicales en la construcción de una sociedad más justa, más solidaria, más humana, donde la paz y la igualdad de derechos y oportunidades, donde la preservación y cuidado de nuestro entorno, donde las diferencias enriquecedoras sean los cimientos sobre los que se basen nuestras relaciones. Somos radicales en la lucha contra la corrupción, contra la destrucción del territorio y de la democracia, en el combate a la intolerancia, la discriminación y la exclusión.
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Si el PP "nos gana" ya sabemos lo que tendremos en los próximos años: más de lo mismo; más especulación, más corrupción, más degradación y depredación, más intolerancia, más desigualdad, más desesperanza, más desinformación, más despilfarro.
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La otra perla del día, de Aznar, soltada antes en Calatayud: «Cada voto que no vaya al PP será un voto para que ETA esté en las instituciones» y ademas acusó a Zapatero de estar llevando a cabo una política que está devolviendo a España a la situación que condujo a la Guerra Civil y de haber iniciado un «proceso de destrucción del Estado».
La otra perla del día, de Aznar, soltada antes en Calatayud: «Cada voto que no vaya al PP será un voto para que ETA esté en las instituciones» y ademas acusó a Zapatero de estar llevando a cabo una política que está devolviendo a España a la situación que condujo a la Guerra Civil y de haber iniciado un «proceso de destrucción del Estado».
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No será el Partido Popular ni Aznar quien se pueda arrogar el derecho de dar lecciones de democracia ni de historia, ni quien puede asumir en exclusiva la lucha contra el terrorismo en este país. Sus años de mandato en el gobiernos de España así lo atestiguan y sus constantes ataques a cualquier posibilidad de solución al conflicto vasco lo corroboran: pareciera que el PP necesitara y utilizara la existencia de ETA para conseguir volver el poder; es decir, el fin justifica los medios, aunque esto implique atentados y muertos. Y la guerra civil no fue consecuencia de la búsqueda de soluciones dialogadas a los conflictos y problema de un país, sino a la insurreción y al no acatamiento de la voluntad popular de aquellos dirigentes, políticos y militares, de cuya sangre e ideología se han alimentado los que ahora sueltan semejantes barbaridades.
Si no diera miedo, daría risa.
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