Tomo prestado como título el graffiti de una pared colombiana donde aparece, significativamente representativo de la situación que vive EUPV en estos momentos.
Decía Miquel Real, de Esquerra i País, en la última asamblea de EU de Valencia ciudad que habíamos pasado de "tots els colors de l'esquerra a tots els matissos del gris". Efectivamente, hemos pasado de ser una organización eminentemente rica en su pluralidad y diversidad, con planteamientos múltiples y muy dinámica, a una organización desorganizada, triste y gris, fiel reflejo de quienes la dirigen ahora.
"Dime de qué presumes y te diré de qué careces" reza un castizo refrán . Presumimos, vaya campaña la nuestra, de rojos, de demócratas y transparentes, de plurales y respetuosos, adalides de la pluralidad. Carecemos de todo ello. Públicamente defendemos causas ajenas de reestructuración empresarial y despidos por crisis económica; internamente, las consecuencias económicas de la crisis electoral la pagarán, si no lo remediamos, los trabajadores de EU para colocar con nómina, con el dinero ahorrado, a quienes han generado tal crisis. Nos llamamos demócratas y plurales mientras tenemos órganos de dirección sesgados, incompletos y dónde el debate y la discusión se ha transformado en un coro de aullidos de los dirigentes de la mayoría. Presumimos de dignos y garantes de las libertades y no somos capaces de mostrar dignidad -interna ni externa- y la libertad se subyuga a intereses espúreos de los pocos que mandan en esta organización.
Los grises no sólo quieren el poder; están en él. El colorido inicial de EU se ha ido diluyendo a lo largo del tiempo, fundamentalmente en estos últimos cuatro años, en una amalgama de grises permanentes que cada vez se oscurecen más. Los responsables de ello señalados están. Los aplausos en el último Consell Nacional y los gritos en la Comisión Permanente son sólo el ruido necesario para intentar acallar las voces que reclaman la asunción de responsabilidades, que exigen soluciones reales a los problemas orgánicos, políticos y sociales en que nos han colocado.
Otros defendemos el Arco Iris. Defendemos y exigimos la presencia de todas aquellas sensibilidades que obtuvimos el respaldo de la IXª Asamblea en la toma de decisiones, en los órganos de gobierno de EU, en la representación institucional, la directa y la consecuente de los resultados electorales. Defendemos la vuelta al diálogo como norma fundamental de relación entre y en la diversidad y la diferencia, la síntesis como medio natural de acuerdo, sin la imposición mayoritaria ni la exclusión o los vetos actuales. Defendemos volver a ser una organización viva, donde la militancia recupere el protagonismo en la toma de decisiones y en el desarrollo de la organización; donde los grupos institucionales y las nóminas derivadas de ellos no sean el pago de favores prestados sino instrumentos reales y válidos para el desarrollo social y la plasmación política del programario de EU y del Compromís y donde, de una vez por todas y para siempre, desaparezca el sectarismo, la prepotencia, la arrogancia, la negación del otro y los comportamientos dogmáticos, los pactos y acuerdos personales, el personalismo exacerbado y el autoritarismo actual.
Defendemos todo aquello que siempre, hasta hace pocos años, impregnaba el código genético de esta organización: la discusión, el debate apasionado no excluyente, la elaboración política, el aprendizaje mutuo, la riqueza de la pluralidad como un valor intrínseco aceptado, el consenso en la praxis política.
Si no, no seremos dignos de llamarnos ni Esquerra ni Unida y el arco iris sólo será un bello recuerdo oscurecido por la gran capa de ceniza gris de nuestra actual dirección.
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