Ese evidente complejo de inferioridad de los gobernantes peperos valencianos frente a todo lo que huele a catalán ha hecho, entre otras cosas, que los valencianos no podamos votar nuestro propio estatuto, a diferencia de los catalanes que sí han podido expresar su opinión sobre el suyo (otra cosa es la interpretación de los resultados del referendum catalán, aunque de eso hablaré pronto).
Comparto esa "sana envidia" de Gloria Marcos sobre este hecho y me sigue llamando mucho la atención ese "miedo escénico" protagonizado por los dos grandes partidos que ha impedido la celebración de un referéndum sobre el estatuto valenciano. La mera sospecha de que, a pesar de toda la parafernalia mediática grandilocuente y de la euforia exacerbada de la que han hecho gala en la aprobación de la nueva Ley, primero en Valencia y después en Madrid, podría haber un alto índice de absentismo electoral, o la obligación de dar voz a aquellos que hemos denunciado las graves carencias de las que adolece este nuevo Estatut ha hecho que uno y otro, Camps y Pla, hayan preferido celebrar la "victoria" en petit comité, negando la voz, la palabra y el voto a la ciudadanía.
Rajoy (¿se acuerdan?) quería que TODA ESPAÑA votara el Estatut catalán. Su colega Camps nos ha negado el derecho a votar el nuestro. Maragall dimite y Camps sigue....
Rectifico.....no siento "sana envidia"....los diablos me comen por dentro !!!!
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