Desde la VIIIª Asamblea de EUPV, donde Gloria Marcos alcanzó de una manera peculiar la Coordinación de la misma, el posicionamiento de parte de los representantes de EUPV en la dirección de IU ha sido un tanto ambigua. Y especialmente significativos en esa ambiguedad, por ser suave en los términos, se encuentran los dos primeras espadas de la dirección.
En el artículo anterior se hace referencia a los cambios producidos hoy en la Comisión Permanente de IU, el órgano que desarrolla la política diaria de la federación y que, en el próximo año, va a jugar un papel clave en la preparación de las próximas elecciones autonómicas y locales de transcendencia absoluta para el cambio político definitivo en este país después de las Elecciones Generales de 2004. En la reunión del Consejo Político Federal se planteaba, además, un nuevo y anunciado previamente pulso entre el coordinador Gaspar LLamazares y el Secretario General del PCE, Francisco Frutos. Dicho de otra manera, se escenificaba hoy el fin de la tregua interna entre la mayoría de IU aglutinada alrededor de Llamazares y el sector afín a Frutos. En esa escenificación no está, desde septiembre de 2005, la Coordinadora de EUPV, Gloria Marcos. Una vez más, no es la primera, evita viajar a Madrid para no tener que explicitar su posición en esta lucha subterfugia que viene desarrollándose desde la celebración de la VIIIª Asamblea de IU en diciembre de 2004.
El resultado de la VIIIª Asamblea de EUPV ha hecho que, a lo largo de los últimos meses, se establezcan alianzas que, evidentemente, cuestan un precio a quienes las establecen. Uno de los precios, no creo que muy caro de pagar por quien lo hace, de la elección de la actual Coordinadora de EUPV es el intento de progresivo debilitamiento desde Valencia de Gaspar Llamazares como Coordinador de la formación, aún teniendo entre la militancia de EU un alto grado de aceptación y apoyo, en favor de otras opciones como las del propio Frutos o Enrique de Santiago. La última Asamblea de IU dió a Llamazares una exigua mayoría que presagiaba tiempos difíciles en la dirección federal, como así ha venido ocurriendo.
En todo este tiempo la calculada ambiguedad de la Coordinadora y de su mano derecha ha sido evidente: públicamente expresaban su apoyo al Coordinador mientras que evitaban cualquier oportunidad, como la de hoy mismo, de tener que ejercer con su voto ese apoyo frente a planteamientos alternativos. Los precios de las alianzas se están pagando. Y el juego de no mojarse cuando toca también tiene un precio político.
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