Por desgracia, los pesebristas y los lacayistas fueron las reinas de la noche del martes. Y, bajo el "es la guerra", soltado así, sin el más mínimo pudor ni recato, con absoluto desprecio y vulneración de las más elementales reglas del juego político, algunos han construido el carro y se han subido a él muchos otros que prefieren las fidelidades personales a la lealtad a un proyecto político.
El pesebre del ama y los lacayos que la sirven han ganado. La izquierda ha perdido.
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