
Seguir en la confrontación estéril a que nos han llevado unos y otros, permanecer estancados con la mirada perdida en nuestro interior mientras pasan los días y las semanas y los meses sin aportar absolutamente nada al resto de la gente, cada vez menos y cada vez más aburrida, que nos contempla, mientras la ilusión y la esperanza de un cambio real se va diluyendo entre la nada; cuando, reitero lo ya dicho, deberíamos estar hace ya tiempo trabajando en la calle enseñando y explicando nuestro programa electoral de futuro y, sin embargo, seguimos en una batalla interna, cansada y aburrida, en la que se han instalado permanentemente la mediocridad, la "pureza ideológica" (¡cuántas barbaridades se han cometido en su nombre a lo largo de la historia!), la falta de compromiso real y la utilización de la organización para medrar por parte de aquellos que, de otro modo, jamás llegarían a estar donde están.
La discrepancia en EU debe seguir siendo fuente de riqueza, la diversidad una manera de aprender del otro, el diálogo una actitud permanente de relación y el consenso una práctica habitual. Sin embargo, todo ello se está trabucando en excepción, en lo raro. Hace falta recuperar el espíritu, la práxis, la ilusión de militar en una organización inflexible, luchadora, combatiente frente a la injusticia, los abusos, la falta de democracia que imperan en nuestro país de manera cada vez más habitual y al mismo tiempo una organización rica, plural, diversa, alegre, esperanzada y esperanzadora. Por desgracia, eso no lo representan hoy ninguno de los dos amplios sectores que, desde la anterior asamblea, unos desde la dirección de la organización, otros desde la oposición, cada uno con su grado de responsabilidad -que cada cual les ponga la nota que considere- han contribuido a instalarnos en la crispación y el desencuentro. Aportaremos un poco de calma y serenidad, una visión diferente, una opinión no mediatizada por el enfrentamiento, por el origen de la misma, un cambio en la situación porque sigue siendo mucho más lo que nos une que lo que nos distancia. Unas gotas de lluvia fresca que refresquen y serenen los ánimos y las palabras. Nosotros nos lo merecemos y el País Valencià también.
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