IU escenifica su división con dos votos en contra del plan de ajuste 

Son muchas las noticias que llegan estos días desde Andalucía sobre la situación de IU en el gobierno de la Junta. Además de su posicionamiento (al menos de la mayoría de su directiva) a favor de los recortes y de gestionar su aplicación en esa comunidad autónoma, se une la contratación de algunas personas afines y/o familiares de dirigentes de esta formación como altos cargos de diferentes consejerías del gobierno andaluz.

No hay nada nuevo bajo el sol. La dicotomía política que conlleva pasar de la oposición -donde es relativamente fácil tener una postura de negación de casi todo lo que propone y hace el gobierno de turno- a ser gestores de la realidad, sin base ni fuerza social suficiente que permita la transformación de esa realidad, hace que aquello que se prometía hace unos meses quede en papel mojado a fecha de hoy.

Gobernar bajo los parámetros que marcan "las circunstancias actuales", sin plantearse cómo se pueden transformar desde el ejercicio del gobierno, genera la ruptura de la organización política con la base que la debería sustentar. Rompe el cordón umbilical que nutre al político de la sangre necesaria para reformar aquello que hace tiempo criticaba y cuestionaba, transformándolo en un mero colchón amortiguador de los golpes que siguen viniendo del mismo sitio dónde se situaba antes. Porque la única situación que ha cambiado es la de unos pocos, ahora instalados en cómodos despachos, que favorece el olvido de quienes son y de dónde son.

Quizás por todo eso está pasando lo que está pasando en Izquierda Unida de Andalucía. Pero no es exclusivo de ellos ni de allí. Porque, hablando ahora de Valencia, plantearse en un futuro gobernar con quienes, en aquellos ámbitos donde han podido hacerlo, han utilizado, por ejemplo, el despido objetivo para deshacerse de trabajadores por no considerarlas afines y leales o hacerlo junto a personas que manejan dinero público con total falta de transparencia y sin dar cuenta ni a militancia ni a organismos públicos de control es algo que, actualmente, no puedo ni siquiera considerar.