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BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS A ESTE ESPACIO DE OPINIÓN PERSONAL SOBRE TEMAS POLÍTICOS DE ACTUALIDAD

Llueve tras el espejo


Llueve. La tarde está triste y gris, pero al fin llueve. De algo servirá para los montes requemados de mi tierra.
Tristeza y rabia se van combinando, se van intercambiando en mi definición de esta tarde plomiza. Veo los videos de la policía en Madrid, las cargas en Valencia del pasado año, los incendios y por todas partes, impregnándolo todo, la desvergüenza y la caradura del mismo fascismo de siempre, vestidos de Armani y Louis Vuitton, por ahora vencedores de la batalla del miedo y del terror. Y mientras algunos apelan a la mayoría silenciosa para justificar sus actuaciones, declarando así su propia debilidad, oigo -qué casualidad- a Michael Jackson cantando The Man in the Mirror. Cuántos deberíamos hacer caso de Michael y mirarnos bien en el espejo y optar a permanecer silentes y ausentes o tomar las riendas de nuestras propias vidas.



Miro por la ventana y la lluvia sigue cayendo. Y tras los cristales, tras el espejo, llueve también.

La transparencia de Compromís


Compromís ha publicado en su web los ingresos que percibe del erario público, tanto en forma de subvenciones a los grupos institucionales como en salarios de personal electo y de libre designación. (Sous públics)

Junto con UPyD, son las dos únicas fuerzas políticas del estado español que han hecho este ejercicio de transparencia pública y política que, seguro, debería seguirse por el resto de partidos políticos y coaliciones electorales para que la ciudadanía también conozca cuánto dinero público recibe cada organización y para qué lo recibe.

Y, para evitar cualquier tipo de suspicacia, las notables y llamativas ausencias del listado publicado por Compromís deberían convertirse, rápidamente, en renglones que completen y pulan con mayor brillo este ejercicio de información y normalidad democrática

P.D. (27/09): Me preguntan en un correo que a qué ausencias llamativas me refiero y respondo:

Por ejemplo, a los cargos liberados y asalariados de libre designación que cobran de la Diputación de Valencia y de alguna de sus empresas vinculadas (que también son dineros públicos)
A los asesores y liberados de libre designación que cobran del presupuesto del Grupo Parlamentario.
A alcaldes, concejales, asesores y liberados de grupos municipales
A liberados de libre designación en organismos supramunicipales como la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP)
A designados como representantes de Compromís en órganos diversos (por ejemplo el Consejo de RTVV u otros obtenidos como consecuencia de la representación institucional obtenida).


Por que si todo eso no aparece, el ejercicio no estará completo y parecería que quisiéramos ocultar algo. Una vez dado el paso, el camino no puede quedarse a medio recorrer.

Saludos

Y poco a poco se siguen actualizando y apareciendo todos esos cargos e ingresos. Para que nadie dude, ni siquiera ese colega del PP de mi pueblo que se ríe de todo esto pero que es incapaz de saber y de preguntar cuánto dinero público se mete en el bolsillo su jefe político cada inicio y cada final de mes.

Democracia de calidad frente a la crisis


Nos ha faltado un marco ético, capaz de estimular la responsabilidad social
 
Victoria Camps, Adela Cortina y José Luis García Delgado, en representación del Círculo Cívico de Opinión. 
El Pais, 25 de septiembre de 2012

Un gran número de españoles está viviendo la crisis actual como un auténtico fracaso del país en su conjunto. Hace ya más de tres décadas emprendimos una transición política y social que, con sus luces y sombras, como todo en este mundo, se ha convertido en una auténtica referencia para algunos países deseosos de dar el paso de la dictadura a la democracia. El poder político pasó paulatinamente de un partido de centro a partidos de centro-izquierda y centro-derecha, sin más ruido de sables que el del 23-F y sin más mecanismo que el de instituciones políticas y elecciones libres y bien reguladas. Se transformaron las infraestructuras, se modernizaron los medios de comunicación, aumentó el número de estudiantes universitarios, ingresamos en la Unión Europea, construimos un razonable Estado de justicia, creímos haber alcanzado la velocidad de crucero propia de países democráticos, no solo en política y economía, sino también, y sobre todo, en cultura. La disposición al diálogo, el espíritu abierto y tolerante parecían haber sustituido los viejos estilos de vida en una sociedad pluralista.

Pero en 2007 estalló en el nivel global y local esa crisis que había venido gestándose, una crisis que parece ser sobre todo económico-financiera y política, y descubrimos que el rey estaba en buena parte desnudo. Que, por desgracia, nos queda mucho camino por andar.
Para recorrer con bien ese camino importa preguntar qué nos ha pasado, qué ha fallado, y un punto esencial es que no se trata solo de una crisis económica y política, sino también de una crisis ética, que pone de manifiesto las carencias de espíritu cívico. En los últimos años, nos ha faltado un marco ético efectivo, capaz de estimular la responsabilidad social y un buen uso de la libertad.

Con el deseo de aportar algunas sugerencias para la elaboración de ese marco, el Círculo Cívico de Opinión dedica el sexto de los Documentos que ha publicado al tema Democracia de calidad: valores cívicos frente a la crisis, y en él apunta a modo de ejemplo medidas como las siguientes:

Los protagonistas visibles de la vida pública tienen un deber de ejemplaridad

Perseguir un bien común. En una democracia que es, a su vez, un Estado de derecho, es preciso perseguir un bien común que amplíe el horizonte de los intereses individuales como los únicos fines de la actividad económica y política. Por legítimos que sean los intereses privados, las instituciones y los ciudadanos se deben también a unos intereses comunes.

La equidad como fin. Sostener la equidad y mejorarla debería ser el principio irrenunciable de un Estado de derecho. En muy poco tiempo, España consiguió poner en pie un Estado de bienestar homologable con el resto de los países de nuestro entorno. Pero el modelo es frágil y no podrá sostenerse si no va acompañado de la voluntad de preservarlo por encima de todo. Hay que repensar el modelo con serenidad y con voluntad de conseguir acuerdos lo más amplios posibles.

Debe cambiar el orden de los valores. Los años de bonanza económica pasados han propiciado una cultura de la irresponsabilidad y del dinero fácil, que ha traído consigo corrupción, evasión de impuestos y un consumismo voraz. Si algo puede enseñar la crisis es que debe cambiar la jerarquía de valores transformando las formas de vida, entendiendo que el bienestar no se nutre solo de bienes materiales y consumibles. Formas de vida que fortalezcan cultural y espiritualmente al individuo y a la sociedad con valores como la solidaridad, la cooperación, la pasión por el saber, el autodominio, la austeridad, la previsión o el trabajo bien hecho.

Decir la verdad. La costumbre de ocultar la verdad por parte de políticos y controladores de la economía de distintos niveles ha sido responsable de la crisis en buena medida. Pero esa costumbre se ha extendido también entre intelectuales y otros agentes de la vida pública, plegados a lo políticamente correcto, sea de un signo o de otro. Entre la incompetencia y la ocultación saber qué pasa y anticipar con probabilidad qué puede pasar es imposible para la gente de a pie.

Cultura de la ejemplaridad. Los protagonistas visibles de la vida pública tienen un deber de ejemplaridad, coherente con los valores que dan sentido a las sociedades democráticas. La corrupción, la malversación de bienes públicos, el despilfarro, el desinterés por el sufrimiento de quienes padecen las consecuencias de la crisis, la asignación de sueldos, indemnizaciones y retiros desmesurados producen indignación en ocasiones, pero también modelos que se van copiando con resultados desastrosos.

Rechazar lo inadmisible. Para que una sociedad funcione bien es necesario que las leyes sean claras y que se apliquen, pero también que la ciudadanía rechace las conductas inaceptables. Es verdad que hay que ir con mucho cuidado con eso que se ha llamado la “vergüenza social” y que es una de las formas que tiene una sociedad para desactivar actuaciones que considera reprobables. Esa vergüenza ha causado tanto daño y es tan manipulable, la utilizan tan a menudo unos grupos para desacreditar a otros, que solo puede recurrirse a ella como una cultura, vivida por todos los grupos sociales, de que determinadas conductas no pueden darse por buenas.

El mejor instrumento para conseguir una sociedad mejor y cambiar los valores es la educación

Potenciar el esfuerzo. Lo que vale cuesta. Dar a entender que se pueden alcanzar las metas vitales sin trabajo alguno es engañar, condenar a las gentes a ser carne de fracaso y destruir un país. Aprender, por el contrario, que esfuerzo y ocio son dos caras del buen vivir, que ayudan a construir un buen presente y un buen futuro.

Superar la partidización de la vida pública. La partidización de la vida pública es uno de los lastres de nuestra política, que impide agregar voluntades para encontrar salidas efectivas y consensuadas a los problemas que nos agobian. Cuando ante cada uno de los problemas públicos la sociedad se divide siguiendo los argumentarios de los partidos políticos se destruyen la cohesión social y la amistad cívica indispensables para llevar una sociedad adelante.

El sentido de la profesionalidad. La profesionalidad, en todos sus ámbitos de ejercicio, es un valor que no debe medirse solo por la eficiencia y la competencia científica y técnica, siendo ambos valores altamente encomiables. Ser un buen profesional significa incorporar también ideales que hagan de las distintas profesiones un servicio a la sociedad y al interés común. Es buena la gestión estimulada no solo por la obtención de beneficios materiales, sino por un espíritu cívico y de servicio.

Promover la educación. El mejor instrumento de que disponemos para conseguir una sociedad mejor y cambiar el orden de los valores es la educación, entendida como formación de la personalidad y como una tarea de la sociedad en su conjunto. El ideal de autenticidad debe poder conjugarse con los valores propios de la vida democrática.

Recuperar el prestigio. Ni las instituciones ni las personas que ostentan los cargos de mayor responsabilidad han sabido ganarse la reputación y el prestigio imprescindibles para merecer confianza y credibilidad por parte de la ciudadanía. Además del déficit notable de ideas para gestionar y resolver la crisis, se echa de menos un liderazgo compartido por el conjunto de grupos políticos, que actúe con valentía y con prudencia, que corrija los despilfarros de otros tiempos, que sepa discernir la gravedad de cada problema y que tenga visión de futuro y no atienda únicamente al corto plazo.

Construir un marco de valores comunes. Es urgente construir un suelo de valores compartidos, fortalecer los recursos morales que surgen de las buenas prácticas porque solo así se generará confianza. Pero también crear espacios de deliberación que hagan posible construir pueblo, y no masa, que fortalezcan la intersubjetividad y no se disgreguen en la suma de subjetividades. Generar pueblo y sociedad civil tanto en España como en Europa, donde somos y donde queremos estar, es uno de los retos, porque tal vez sea esta una de las claves del fracaso de Europa: no haber intentado reforzar la conciencia de ciudadanía europea, la Europa de los ciudadanos, esa pieza que resulta indispensable para que sean posibles tanto la Europa económica como la política.

Que no nos roben la ternura


Retazos

La solidaridad es la ternura de los pueblos, decía la novelista y poetisa nicaragüense Gioconda Belli, aludiendo al deseo universal de los que consideramos que el bienestar y el progreso propios son inentendibles sin el bienestar y el progreso ajeno. ¿Es posible ser libre rodeado de esclavos? ¿Es posible ser feliz rodeado de infelices? ¿Es posible disfrutar la riqueza cuando se obtiene de empobrecer a los otros? ¿Se puede vivir con la conciencia tranquila cuando la inconsciencia propia genera sufrimiento y dolor en los que nos rodean? Opino que la respuesta es absolutamente no, para cualquier persona decente y con las neuronas y el corazón en su sitio.
Otra cuestión es la opinión y la actitud de los mal llamados “liberales”, quienes, como nos están mostrando día a día con su infame gestión, benefician obscenamente a unos pocos con el perjuicio, la pobreza y la miseria de la mayoría. Y ello con determinación y con saña, lo cual es, quizás, lo más miserable. Desde que el “neoliberalismo” se instaló en las políticas occidentales por obra y gracia de Reagan, Bush y demás elementos neoconservadores, esta tendencia económico-política voraz y cruel ha ido empobreciendo paulatinamente a las sociedades y desgastando el sentido ético de lo que consideramos justo. Ha hecho primar el valor del dinero por encima del valor de las personas, lo cual viene a negar los valores humanistas que, desde la Ilustración , han sido el baluarte de todo progreso social, político, científico y humano.

Se nos escapa la ternura de entre los dedos cuando percibimos que cientos de personas acuden a tropel en busca de comida a los contenedores de los mercados; y se nos escapa la ternura de las manos cuando vemos a familias en la calle con deudas bancarias por casas que los bancos ya les quitaron; y se nos escapa la ternura cuando se niegan medicinas o servicios básicos a las personas más desprotegidas  para hacer acopio de dinero que se regala a banqueros multimillonarios. Y se nos escapa la ternura cuando vemos a ancianos mendigando, o a niños que pasan hambre, o a enfermos tirados en las aceras, mientras la asignación millonaria del Estado a obra social se la reparten unos cuantos miserables. Y también se nos escapa a raudales la ternura cuando nos enteramos de que los mismos que fabrican pobres en serie prohíben la pobreza en las calles. Será que ser pobre es pecado, y que la pobreza les molesta a los mismos que la generan.

Decía hace no mucho, en un magnífico artículo, García Montero que “Sin compasión, la teoría se convierte en catecismo dogmático y las reflexiones desembocan en la crueldad. Uno de los síntomas más claros de la falta de justificación intelectual, científica o teórica de la actual política neoliberal es su falta de compasión, su extrema crueldad”. Porque los neoliberales, o liberales, a secas, como a ellos les gusta nombrarse, no tienen compasión, y porque esa falta de compasión desemboca en una intensa crueldad que se ceba, especialmente, y a sabiendas, con los más débiles.

Es una crueldad que pulula en el ambiente a modo de faro de guía para una clase política y una parte afín de la sociedad que disfrutan, como el aficionado disfruta de la agonía y la muerte del toro, de la precariedad y del dolor de los más indefensos. Y una sociedad insensible al dolor ajeno es una sociedad, además de ignorante, profundamente enferma; enfermedad cruenta que consiste en la ausencia de corazón, y que es la metáfora de lo más despreciable y hostil del ser humano. Por eso no dejemos que nos roben la ternura de las manos; nos la pueden negar desde las tribunas oficiales, desde las políticas, las instituciones y los decretos “liberales”, desde los medios de comunicación fabricados a su medida; …pero quedamos las personas. Seamos ahora más solidarios y cómplices que nunca. Que no nos roben la ternura.

Coral Bravo es doctora en Filología

Gin tonic perfecto


Para pasar mejor esta época de crisis y angustias .....

¿Cómo tomar el gin-tonic perfecto? “El secreto es elegir una copa donde quepa todo el combinado, utilizar hielos consistentes, que no se diluyan enseguida y estropeen la bebida, echar la proporción adecuada del combinado -una quinta parte de ginebra y cuatro quintas partes de tónica- y acompañar el trago de una tónica fina y delicada, para que la ginebra no pierda su dimensión gustativa y aromática”, aconseja Bernad. Si, además, queremos un punto más sibarita, McArdle recomienda añadir una tira de piel de pomelo o limón y frutos negros, como la mora o el arándano.

Artículo completo en El Mundo



Para ejemplo, el siguiente ...... y buen provecho!!!!

La luz de Artur


Es innegable el éxito de Artur Mas y de CiU tras la manifestación de la Diada el pasado 11 de septiembre. De manera tranquila, sosegada y sin apenas oposición ni discrepancias -dentro de Cataluña- el President Mas unificó bajo el paraguas del independentismo catalán las múltiples facetas de las reivindicaciones que se expresaban en la Diada y, sorprendente y exitosamente, se autoproclamó el máximo dirigente de una propuesta cuyo recorrido sigue siendo incierto por ahora.

Sabía Mas -como Rajoy- que su reunión de ayer sobre el pacto fiscal entre Cataluña y el estado español no tendría ningún resultado positivo para sus reivindicaciones. Y así, abrió el camino de la reivindicación catalana, consiguiendo hacer olvidar que fue su gobierno el primero que inició el camino de los brutales recortes en prestaciones sociales, en sanidad y en educación.

Sorpresivamente, su previsible anuncio la próxima semana en el debate sobre el estado de la nación del adelanto electoral, pilla con pie cambiado y fuera de juego a quienes siempre han defendido -CiU no lo ha hecho nunca- el independentismo catalán desde una óptica mucho más completa y comprometida que la meramente económica. Esquerra ha anunciado su posible coalición electoral con CiU si estos llevan la propuesta de segregación territorial en su programa electoral y en la sede del Govern ayer se veían militantes y seguidores de casi todo el espectro político (salvo PPeros) esperando la llegada de Mas para vitorearlo tras su reunión con el presidente Rajoy.

Debo reconocer que Artur Mas ha tenido una gran cintura política para pasar de villano a héroe sin un sólo rasguño. Una convocatoria electoral desde la posición de víctima del gobierno central, asumiendo -ya veremos cómo y en qué términos se plasma- el posicionamiento independentista y antiespañolista como elemento aglutinador y liberador de las tensiones que la crisis económica y los recortes en derechos y prestaciones que Rajoy y él han generando en amplios sectores sociales, es una apuesta probablemente ganadora y que le permitiría librarse del yugo pepero de Sánchez Camacho en el Parlament y reforzaría su capacidad de gobierno. Gobierno que, visto lo visto hasta ahora en esta legislatura, no sería mucho peor que lo que viene proponiendo, aprobando y ejecutando el Partido Popular aunque, eso sí, para cruzar el Ebro tengamos que enseñar el pasaporte.

Razones que la razón no entiende


Hay razones para irse y razones para quedarse. Y en la permanente duda del qué hacer y del por qué hacerlo vivimos constantemente. Ser parte de algo de manera consciente, involucrarse hasta la médula en crecer y vivir tu entorno -no siempre es lo más próximo, ni siempre lo más cercano- significa elegir y decidir. Toda elección implica una pérdida, toda decisión una duda, toda alternativa genera sabiduría.
En  cada paso que damos, crecemos. En cada camino que seguimos encontramos esencias y aromas, sabores y colores que incorporamos a nuestro ser, a lo que somos, sentimos y vivimos; a cómo nos ven los demás y cómo percibimos la realidad. Por eso es tan importante caminar y marchar. Caminos nuevos significan nuevos mundos por descubrir y donde vivir, donde hacerse más y mejor persona, donde poder cambiar para poder seguir existiendo.


Hay razones para marchar .... para seguir nuevos rumbos, ver nuevos cielos cargados de extrañas estrellas no vistas anteriormente, conocer nuevas gentes con costumbres nuevas, ver nuevos colores y sentir nuevas sensaciones. Ser permanentemente un extraño, vivir con la sensación de continua lejanía, de ausencia constante. Acogerse a la invisibilidad del anonimato, del no ser en un mundo que ya es .... caminar por calles desconocidas sin que nadie te conozca. Dejar que pase el tiempo sin nada que esperar más que otro día más y disfrutar cada momento como el último de la existencia, sintiendo la felicidad de la libertad y la soledad.

Y hay razones para quedarse. Establecerse definitivamente y hacer crecer las raíces en la tierra amada. Fijar y endurecer aún más los lazos con lo propio, con lo mío, con los mios, y compartir y vivir con la gente del alma y el corazón. Reconocer cada piedra, cada recodo, cada instante ... reconocerse en ellos porque han sido y son parte del alma, parte del ser. Y disfrutar de cada instante y cada lugar porque son yo y seran parte de mi y de mi futuro ... Y sentir la emoción del pertenecer, de formar parte de un discurrir, de un devenir propio y compartido, de un presente para vivir y un futuro para soñar, sintiendo la felicidad de la libertad domada y la compañía.

Y hay razones para dudar entre uno y otro camino. Y en la duda, en la indecisión, en la obligación de la elección va el destino de una pérdida, de una posibilidad, de un error. Y también va en ello la elección del propio destino y de una vida plena y completa que vivir.
Hay razones para elegir. Y poco tiempo para hacerlo. Y ser consecuente y coherente con la decisión, aunque temo que siempre quede latente un rescoldo de duda de si otro camino escogido hubiera sido mejor. Quizás sea inevitable seguir pensando en un "y si hubiera ..." pero no queda tiempo ni espacio para la no decisión ni para la indecisión. Empecé a caminar hace tiempo y, por fin, he llegado a la gran encrucijada donde debo pararme de nuevo para volver a seguir, para volver a empezar a caminar otra vez, con el viento en la cara, el sol en mis ojos y todo el futuro por delante.


Y el fiel de la balanza se inclina ligero, leve, imperceptible pero constante y firmemente hacia un lado y se que, dentro de unos años, cuando mire a mi alrededor, sabré con certeza que mi decisión fue, ha sido, la correcta.

Diferencias


Estos días, desde hace días, voy dándole vueltas en mi cabeza a aquello que, de manera fundamental, debería ser la línea clara e infranqueable que separa la izquierda de la derecha.
No comparto en absoluto eso de que todos los políticos son iguales, ni que todos están en política para hacerse ricos. Tampoco es lógico pensar que todos los que militan -dejemos de lado los votantes- en partidos tradicionalmente considerados de izquierdas o de derechas son y comparten plenamente el ideario del partido donde cotizan. Sin embargo, a mi juicio, hay una clara línea separadora y diferenciadora de aquellos políticos que representan, social y mediáticamente, a partidos de centroderecha como el PP a aquellos que se sitúan en la izquierda social y económica del espectro político.
La ética que debería regir cada uno de nuestros actos en el ejercicio de nuestro desempeño público es lo que realmente nos define. La ética social, personal y colectiva, que caracteriza nuestras decisiones, nuestras acciones y nuestras posiciones en aquello para lo que nos hemos presentado y la gente, la sociedad, ha tenido a bien elegirnos como sus representantes. Somos, cuando ejercemos como representantes legítimos de la sociedad, un referente donde la pulcritud de la legalidad vigente y el contrato social que decidimos libremente asumir deben ser el marco de nuestro desempeño, primando el interés público y colectivo sobre otro tipo de intereses y prioridades. Y cuando un representante público no cumple con esa parte, no actúa guiado por esas normas, diga lo que diga él y su partido, no puede considerarse una persona de izquierdas por mucho que sepa citar a Fuster, recite a Estellés o lleve permanentemente pegatinas y etiquetas que lo digan. 
Y, mientras que la derecha, actuando bajo el paraguas de la corrupción, el soborno y la mentira, ni me engaña ni genera sentimiento alguno salvo el desprecio más absoluto y el temor a lo que puedan hacer con nuestras vidas con el poder que tienen ahora, la supuesta izquierda, cuando engaña, sí transmite pesadumbre, desesperanza e inquietud, además de tristeza por ver que se siguen perdiendo oportunidades reales de transformar la sociedad  en que vivimos.
Se lo dije en su momento a Gloria Marcos, a Ricardo Sixto y a Marga Sanz entre otros, cuando dejaron de seguir la senda de la ética social y política y traspasaron la linea que los situa en el mismo lado del salvajismo y el capitalismo cruel. Y, exactamente igual que los del 15-M le cantaron a Ignacio Blanco (EU) en la puerta de les Corts Valencianes, yo le digo a Joan Baldoví, diputado electo de Compromís en el Congreso y ex-alcalde de Sueca, "Tú, no me representas".

Compromís amb la mobilitat sostenible


 

Segant, segant


Sin entrar -todavía- en el fondo de la cuestión, me parece poco menos que curioso que los independentistas catalanes supuestamente de izquierdas, acepten con tanta normalidad a Artur Mas y a Convergencia i Unió como líderes de este proceso y se hayan dejado tomar la delantera con tanta facilidad. Tantos años de lucha y de esfuerzos para que hoy sea Mas el que se lleve todo el crédito ..... Ni Forges lo hubiera hecho mejor.

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Vuelve Diana



¿Cómo están ustedeees?

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Gracias por hacernos reir

Hasta siempre

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18/01/1915 - 18/09/2012

Gaviotas azules 20N

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22 de Maig. Eleccions Municipals i Autonòmiques

NO ET LIMITES A CONTEMPLAR AQUESTES HORES QUE ARA VENEN.
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