La cuenta atrás sigue avanzando y cada vez más, los nervios en el PP se manifiestan con mayor fuerza. Se empieza a notar que la posibilidad de cambio, de acabar con esta tiranía, de finiquitar esta época desértica en bienestar social, en cultura, en educación, sanidad, infraestructuras para la gran mayoría, se está transformando en probable. Que los nuevos vientos que se mueven entre la ciudadanía van cogiendo fuerza y pueden llevarse por delante tantos años de depredación del territorio y desestima de la gente y sus necesidades. Como dice un dirigente del PP, "esto se va al garete".
La alternativa debe verse claramente. Las opciones están sobre la mesa pero van a hacer falta todos los activos de los actores del cambio para que éste sea no sólo posible, sino probable y real. Otra desilusión podría ser fatal y cuatro años más de desgobierno, propaganda, fasto y desinformación serían inaguantables. Y todos sabemos que el compañero Pla y su partido no son capeces, ellos solitos, de hacer todos los cambios necesarios. Hará falta que se les de un pequeño estirón hacia la izquierda para que se puedan cambiar de manera efectiva las prioridades políticas de los próximos cuatro años, como mínimo.
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