No se si las anchoas que recibe Zapatero del presidente Revilla o los ramos de flores que la alcaldesa Barberá afirma haber recibido pueden ser objeto de investigación. Entre otras cosas, y la longeva alcaldesa Barberá debería saberlo bien, porque existe una gran diferencia entre los regalos protocolarios y públicos entre instituciones, como los del presidente cántabro Revilla al presidente del gobierno, al propio Camps o al Rey Juan Carlos por Navidad o los ramos que ella misma recibe en virtud de su cargo, frente a los hechos por presuntos delincuentes a altos cargos del partido que gobierna en Valencia. O quizás la señora Barberá crea que cuando regaló un caro ejemplar del "Llibre del Consolat del Mar" a la biblioteca del Congreso de los EE.UU. se ha situado a la misma altura que el imputado y enchironado Álvaro Pérez, alias el Bigotes y toda la camarilla que le rodea.

Los trajes de Camps, Costa, Betoret y Campos son parte de una presunta trama de intercambio de favores que tendrá que aclararse en el proceso judicial correspondiente. Y lo que ha quedado meridianamente claro es que el Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana ha mentido en la tribuna de les Corts Valencianes a los representantes del pueblo valenciano, incluídos sus propios diputados, y ha mentido ante la opinión pública.

Camps está hoy desautorizado para seguir rigiendo los destinos del país. Por mucho apoyo del partido, situado hoy en el silencio que parece preceder a la tormenta interna, la constatación incostestable de sus mentiras y contradicciones lo ha colocado en el interior de su ataud político.

Preguntaba yo hoy a un cargo del PP con el que me une una cierta amistad si era cierto que su partido estaba preparando el cambio inmediato de Camps por Vicente Rambla. La contestación "y tú, ¿cómo te has enterado de eso?" no ha hecho sino confirmar que existen ya voces que claman dentro del PP por dejar caer definitivamente al tío Paco.