Sólo desde el ejercicio del más puro cinismo se puede entender, sin soltar la carcajada, que quien está acosando a nuestros cargos públicos -con la inestimable ayuda del PP valenciano, donde la figura de Esteban González Pons parece que va creciendo cada día un poco más- anuncie que no aceptará que se intente criminalizar a su organización a través de la figura de sus diputados pues "no es de recibo faltar el respeto a ninguno de los compañeros que estan en la vida política".
Bien debe saberlo quien se ha erigido en la máxima representación de los peores comportamientos sectarios y excluyentes de la supuesta izquierda valenciana, para quien defender a los trabajadores se traduce en utilizar las herramientas de la derecha económica más retrógrada contra ellos -el despido objetivo es una de ellas- o rodearse de parásitos inútiles que sólo saben medrar entre descomposición y hedor a muerte.
Reclamar ahora para si lo que no ha sabido o querido ofrecer a los demás no deja de ser uno de los últimos estertores de esta "vida política" que, afortunadamente, parece que llega a su fin.
Bien debe saberlo quien se ha erigido en la máxima representación de los peores comportamientos sectarios y excluyentes de la supuesta izquierda valenciana, para quien defender a los trabajadores se traduce en utilizar las herramientas de la derecha económica más retrógrada contra ellos -el despido objetivo es una de ellas- o rodearse de parásitos inútiles que sólo saben medrar entre descomposición y hedor a muerte.
Reclamar ahora para si lo que no ha sabido o querido ofrecer a los demás no deja de ser uno de los últimos estertores de esta "vida política" que, afortunadamente, parece que llega a su fin.
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