Otro ejemplo del mal funcionamiento y "poca utilidad" de las encuestas electorales actuales es la interpretación única que hacen los partidos políticos de las mismas: si los resultados son "buenos" para una formación política se asumen como acertados y fiel reflejo de la realidad social; si, por el contrario, los resultados no son los esperados, es porque algo falta y se buscará alguna excusa para desacreditarlos (lèase cualquier declaración de políticos después de las encuestas de Marest publicadas en el Levante o las de ayer u hoy tras la del CIS del viernes, por ejemplo)
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Sin embargo, las encuestas -las bien hechas- tienen un fondo de información de la cual los partidos políticos y sus dirigentes deberían aprender, en lugar de acatar eufóricos los resultados o denostarlos en función del reflejo en ellas de sus propias esperanzas y deseos. La encuesta publicada en el Levante hace unos días y la del CIS de hace dos días marcan claramente que el mensaje de la izquierda no termina de calar de manera suficiente entre la ciudadanía, que hace falta algo más para dar la vuelta a esta situación de mayoría de la derecha, mayoría real en las instituciones y, por ahora, mayoría virtual en los sondeos; que hace falta el esfuerzo y el trabajo de todos -y en EU aún estamos a tiempo de rectificar algunas prácticas que lo impiden- para intentar con posibilidades de éxito desbancar al PP de los gobiernos y del poder.
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La deseada victoria de "la izquierda" en las próximas elecciones pasa por la movilización; pero esta movilización será difícilmente conseguida si parte del activo de las propias fuerzas políticas están al ralentí o "desaparecidos". ¿Se puede permitir la izquierda de este país, que brama por un cambio político tras el 27-M, tener a dirigentes políticos y a cargos públicos en el ostracismo durante esta campaña electoral, como está pasando actualmente? ¿o, en función de los resultados obtenidos, los éxitos serán propios y los fracasos culpa del voto útil esgrimido por el PSPV?
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Veremos ....
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